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martes, 28 de febrero de 2023

Fluido no newtoniano

"Mamá, quiero hacer una experimento". Paren máquinas. Una madre como yo nunca puede desoír una petición de tal envergadura si proviene de una de sus fieras. A lo mejor no la puedo realizar en el momento, por fatla de tiempo o materiales, pero queda registrada y seguramente hasta pongamos fecha en el calendario para su ejecución.

Quien tenía tal petición era Iván y acordamos que ese fin de semana llevaríamos a cabo el experimento. Pero se me olvidó. Y él no me lo recordó, así que el lunes, entre curro, recoger y limpiar, me acordé de repente y saqué el hueco necesario. Porque mi niño no se podía quedar con las ganas y porque yo tampoco me podía quedar con las ganas. Y porque Daniel también se quiso apuntar y al final hasta el padre estuvo metido en el ajo.

Afortunadamente teníamos todos los ingredientes: maicena y agua.

Pero, la íbamos a pifiar un poco, como casi siempre, porque me encantan experimentar, pero no tengo alma de científica y siempre suelo liar algo.

En fin, que le pusimos mucha agua y aquello no espesaba ni p'atrás. Intenté colarlo, pero se había disuelto demasiado, así que lo colamos con una servilleta, que... ejem... estalló. Fue un efecto curioso que dejó la cocina hecha un cristo y nos hizo reir. Al menos los estábamos pasando bien.

Cuando ya nos íbamos a rendir y dejarlo para otro día tras comprar más maicena, em di cuenta de algo que lo cambiaria todo.

La maicena se iba posando poco a poco en el fondo y al retirar el agua que daba una masa bastante compacta en el fondo, que cuando cogías se volvía líquida a gran velocidad y se escurría por tus dedos. ¡El fluido no newtoniano! ¡Eureka! Y qué divertido es manipularlo. No veas como engancha eso de apretar que se solidifique dejarlo en tu palma de la mano y se vuelva líquido tan rápido.

"¡Hay que hacer más!", exclamaba emocionado el mayor. Y se me ocurrió contarle que había visto un experimento en youtube en el que los hacían a los grande y al pisarlo el líquido se convertía en sólido y la gente no se hundía. Para qué quiero más, ahora lo voy a tener en el cogote para comprar 20 toneladas de maicena y llenar la bañera. Eso no va a pasar, pero a lo mejor un barreñito...

lunes, 20 de febrero de 2023

Dorayakis de judía roja

Llevábamos mucho tiempo queriendo probar los famosos dorayakis que hizo famosos en mi cada Doraemon al estilo tradicional. Cuando eran pequeños los hice alguna vez rellenos de nocilla y estaban buenísimos, pero nos quedaba la espinita de probar ese relleno de judía anko que vuelve loco al gato cósmico.

Como ya me dieron el alta el viernes, el lunes me tocaba incorporarme a oficina. Y os preguntaréis: ¿qué tiene esto que ver con los dorayakis? ¡Pues mucho! Porque, resulta, que me han cambiado el horario a jornada completa presencial y ya no puedo hacer la comida al medio día para el marido y la fuera mayor, así que me toca cocinar los fines de semana para dejar apañadas cositas.

Y ya que te metes en la cocina... Pues sí. De repente me entraron unas ganas locas de merendar dorayakis. Miré la receta y tenía todo menos las judías anko, como era de esperar. Peeeeeero, sí contaba con judías rojas de toda la vida. No podían ser tan diferentes. Además, el tema era hacer confitura de judía. Es decir, cocer las judías y meterle toneladas de azúcar. Por mucho sabor que tuvieran las judías anko el azúcar se iba a imponer igual que con las rojas.

Así que entre carne guisada, arroz con calamares y gambas y judías rojas con chorizo, me puse a elaborar el postre japonés. La verdad es que no es nada difícil. La pasta de relleno es una especie de mermelada de judías como ya he dicho, y la tortita de fuera es una mezcla de huevos, miel, azúcar, harina, levadura, sal y agua. Se pasa por luna sartén con mantequilla como las tortitas de toda la vida y luego se montan a modo sandwich con el relleno. ¡Listo! Ya tenemos merienda dominguera especial.

Los niños estaban encantados. Ahora quieren dorayakis todos los días. ¡¡¡Se me han convertido en gatos cósmicos!!!

Os dejo la receta que seguí yo por si alguien se anima.

sábado, 11 de febrero de 2023

Cristales de azúcar

Con motivo del día de la mujer y la niña científica voy a publicar un experimento, aunque lo hicimos en Navidad. Fueron los deberes de física y química para las vacaciones. ¡Me encanta que les manden este tipo de tareas.

No es un experimento de efectos inmediatos, así que aquí vamos a trabajar también la paciencia. La profesora les dio la receta inicial: 1 kilo de azúcar en un litro de agua, calentar para conseguir el almíbar, dividimos en vasos y echamos el colorante alimentario que más te guste (nosotros echamos los tres que teníamos en tres vasos diferentes). Finalmente introducimos un palo de brocheta en cada vaso.

Entonces nos dedicamos a sacar una foto al día para el proyecto de Daniel. La verdad es que de un día para otro la transformación fue muy significativa, pero los siguientes días no parecía variar mucho.

El último día sacamos los palos de brocheta y nos deleitamos con el resultado. Era precioso.

Daniel se los quiso comer, pero le quité idea de la cabeza cuando le mostré una mosca muerta en uno de los vasos. Como los dejamos en una terraza, estoy segura de que muchos insectos se pusieron las botas con el experimento.

Además, ese subidón de azúcar no puede ser nada bueno para la salud de nadie. Aunque, pensándolo bien, esto no debe ser muy diferente a una caramelo o piruleta.

En fin, que el experimento es divertido, colorido y requiere de paciencia. Ideal para pequeños científicos.

Aprendemos sobre el proceso de cristalización: cuando una solución sobresaturada sufre la evaporación se vuelve más saturada y las moléculas de azúcar cristalizan sobre la superficie que encuentran, en este caso, el palillo de brocheta.