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jueves, 8 de julio de 2010

Los viajes de papá

Raúl tiene que viajar mucho por exigencias laborales. Y si a eso le unimos que yo salgo de casa a las seis de la mañana para ir a trabajar sale un coctel muy explosivo que no hay guardería que lo resista. Además, aún en el caso de que hubiera un recinto que abriera a estas horas de la madrugada, a mí no me haría gracia que se pegara tanto tiempo con sus profes, por muy buenas que sean, ni que salga a la calle a horas tan tempranas.

Así que hay que poner en marcha el dispositivo de emergencia. En estos casos cuento con la inestimable ayuda de mi suegra. Imprescindible cuando falta la figura paterna. La pobre se hace cargo con muy buen humor y muchísima paciencia, imagino, de las noches del bebé. Lo lleva a la guardería todas las mañanas y luego lo recojo yo por las tarde. Entonces nos vamos al parque, o a la piscina o simplemente juego con él. Después del baño y la cena lo llevo a casa de su abuela para que duerma con ella.

Eso en verano que hace calor y se puede sacar al niño despues de remojarlo. Si refresca Daniel se podría resfriar. En el anterior viaje de Raúl, que fue por junio, tenía que subir antes a casa de Chari para bañarlo y darle la cena allí. Menos mal que entre las dos nos arreglamos. Si Chari viviera lejos no sé lo que haríamos.

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