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jueves, 30 de septiembre de 2010

La desconfianza de mi hijo

Con esto de que Raúl se ha ido toda una semana y el peque se va a dormir a casa de su abuela,todas las noches para que lo lleve a la guardería por las mañanas, tengo a Daniel un poco ñoño. En cuanto me ve se abraza a mis piernas. Si ve algo interesante corre a por ello, pero al minuto ya está buscándome de nuevo y si no me ve se echa a llorar. Cree que ya le estoy haciendo otra vez el lío.

Por mi parte, le abrazo todo lo que puedo, se deja, y más. A veces creo que hasta llego a ser cansina. Le doy un montón de besitos y juego con él todo el rato. Tengo que aprovechar bien el tiempo que estamos juntos. La verdad es que mi suegra se lo lleva a la hora de dormir y no debería echarlo mucho de menos, pero se nota su ausencia muchísimo. Yo sé que no está en su cuna cuando me meto en la cama por las noches.

En realidad, se lo está pasando bomba con la abuela, que le mima muchísimo y le dejará jugar mucho más que yo antes de meterlo definitivamente en su cunita. Y yo aquí echándole de menos.

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