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miércoles, 6 de abril de 2011

La abuela Matilde

Mi madre vino a ver a Daniel. Podría decir que vino a visitarme, pero me temo que su deseo interior era ver cómo había crecido su nieto. Cómo vive en Las Palmas no puede disfrutar de él todo lo que quisiera, pero ahora ha podido resarcirse en estos pocos días que ha estado aquí. Al principio el niño no quería saber nada de ella. Mi madre es un poco brusca y puede superar a un bebé que no la recuerde con suficiente nitidez, pero una vez se hicieron amigos no sabría decir quien era más brutito.

Cómo la abuela llegó por la noche no pudo ver despierto a Daniel hasta más tarde. Lo bueno es que dormía con él, al lado de su cunita, con lo que, en cuanto el niño abrió el ojo en mitad de la noche, aprovechó para pasarlo a su cama con ella.

Dice Raúl que por la mañana Daniel la miraba como pensando "¿Y esta quien es?". Desafortunadamente yo he estado bastante ocupada estos días porque tenía que entregar las páginas del chino y las llevaba un poco atrasadas, así que mi madre ha estado encantada de encargarse del niño. Una vez incluso le fue a buscar a la guardería y lo llevó al parque. No creais que yo me desentendí de Daniel y aproveché la visita de mi madre para olvidarme de que tengo un hjo. Al contrario. Mi madre me reñía por ser demasiado "mami".

Aún por las noches, cuando el niño lloraba, asomaba mi nariz por la habitación por si mi madre necesitaba ayuda. No lo puedo evitar. Me gusta cuidar de mi chiquitín, aunque a veces me agote.

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