Todo comenzó el día que Daniel se encontró a su amigo Guille en un centro comercial. El niño llevaba entre las manos una bolsa llena de tiras rizadas de licra y se lo estaba pasando bomba con ellas. A mí primogénito le llamó mucho la atención. Y su amigo en un alarde de bondad que a mí me pasma a estas edades, le regaló dos. Pues los hemos usado para mil cosas: Se lo pongo a Daniel en la cintura y la paseo como un perrillo, en la cintura también como cinturón para las espadas, entre sillas para "tender", para "coser" una tapa de caja de zapatos, para alargar cordones de juguetes que son demasiado cortos, como telaraña de Spiderman atadas a las muñecas, como cuerdas de bombero... No hay límite para la imaginación y los juegos.
Así que hable con la madre de Guille para indagar dónde podía conseguir esos maravillosos y versátiles churritos, pero no se venden. Son restos de una fábrica de ropa de licra que tiene su familia. Mi amiga, tan encantadora como siempre, me regaló una bolsa llena, a mí y a otras madres. ¡Un éxito! Hasta mis gatos están encantados con el regalo. Con Iván tenemos cuidado porque no nos fiamos de que les dé buen uso, pero con Daniel no hay problema. Le encanta jugar con sus rulitos. Tanto que cuando vio a la madre de su amigo le dio espontáneamente las gracias sin que yo le dijera nada.
Justamente en los gatos estaba pensando yo... Anda que no se lo pasaría bien mi Forlán con eso... Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarLos gatos están emocionados. No entienden por qué tiene que compartir su nuevo juguete con los niños jejeje
EliminarOye... Pues es una idea estupenda!
ResponderEliminarNunca sabes qué les va a hacer ilusión a estos pequeñajos.
Eliminarainsss mujer, busca la camiseta más cochambrosa que tengas por casa y hazla tiras... ya tienes todos los churritos que quieras jajajaja, y haz una larga y haz una pelota, ya pueden jugar los gatos tranquilos, besotes
ResponderEliminar¡Arg! No había caído. Gracias por la idea jajaja
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