Estaba yo en plena faena limpiando calamares para una rica paellita cuando, de repente... ¡Arg! Este calamar estaba en plena digestión. Tres pescaditos y medio salieron de su interior. Tardé un poco en recuperarme del asco. Entonces observé mi fregadero unos segundos y me fui en busca de mi primogénito.
A Daniel le entusiasmó la historia del calamar que se había hinchado a pececitos y que iba a acabar en nuestra olla (no tengo paellera). "Me los quiero comer a todos" me decía entusiasmado, pero le quité esa idea de la cabeza enseguida, porque los pececitos no sé yo si serían comestibles. El calamar sí que nos lo comimos muy a gusto... Junto con el resto de la paella.
Más o menos como el pez que se tragó al soldadito de plomo, je
ResponderEliminarIgual sólo que fueron tres asquerosos peces y medio :S
EliminarLa historia no es tan bonita en mi caso ;)
Ufff. Pues yo creo que hubiese tirado hasta el calamar. Qué impresión!!! Jajaja. Besotes.
ResponderEliminarEl calamar salió volando por los aires por la impresión jajaja
EliminarPero aterrizó de nuevo en el fregadero y lo limpié a conciencia. No son baratos, así que p'dentro :D