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lunes, 17 de diciembre de 2018

Yebernalia 2018

Ambientazo
Como no hay dos sin tres, este finde nos hemos dado el salto a Yebernalia, unas jornadas solidarias muy chulas y magníficamente organizadas que se celebran en Yebes,  Guadalajara. A pesar de llevar ya un tute importante no nos lo pensamos dos veces y nos presentamos allí en cuanto pudimos. Cómo teníamos demostración de kungfu de uno de los niños no pudimos acercarnos hasta la tarde, menos mal que la aprovechamos al máximo.

Qué miedo
Tardamos un pelín más porque tuvimos que pasar por casa para que los peques se disfrazaran de ninjas y participaran en el concurso de disfraces. Una idea muy buena para dar ambiente a las jornadas.

Tan achuchable...
Nos costó desenganchar a los peques del tigre de peluche de la entrada, seguro que el bichillo recibió mucho amor infantil durante las jornadas.

Mooolaaaa
Mis churumbeles lo achucharon a conciencia antes de adentrarse en la sala y acercarse a todas las mesas de demostraciones con los ojos como platos. Todo les llamaba la atención. Sobre todo, los juegos de figuras y maquetas.

A ver cual elegimos, a ver...
Les arrastramos a una mesa y cogimos nuestro primer juego de la ludoteca. Resulta que había dos, la de la asociación Oniros y la asociación Runa Blanca, a las que hay que agradecer ríos de diversión y lo majos que son explicando los juegos.

Destruiré a ese héroe
Como decía, que me disperso, cogimos El Monstruo final por votación infantil aplastante. Lo vieron y se tiraron a por él, vamos. Es que les encanta. Así que nos convertimos en arquitectos de mazmorras construyendo habitaciones con trampas o monstruos y echando hechizos para conseguir reunir las diez almas de héroes que nos hacen falta y no morir en el intento por los ataques a nuestro monstruo final.



¡Qué difícil!
El siguiente fue Fold it que nos hizo mucha gracia a todos. Al principio no pusimos retos fáciles y venga a doblar la servilleta a toda velocidad para acabar el primero con sólo los platos que salen en la tarjeta a la vista, pero luego intentamos los difíciles y ¡eran imposibles!

Doblo por aquí... Doblo por allá...
Iván consiguió hacer uno, pero hubo un choque de orgullos entre hermanos, se lió parda y la servilleta casi tiene un trágico final, así que nunca sabremos cómo lo hizo.



¡Tachaaaaaan!
La verdad es que todos estábamos cansados y eso influyó un poco en las reservas de paciencia de todos.

La he liado...
Menos mal que se nos pasó el enfado en cuestión de segundos. Los dos niños se habían ido muuuuuy enfadados a vivir su vida por ahí, así que Raúl sacó Sagrada y me propuso jugar. Por supuesto le dije que sí. tenía muchas ganas de probarlo. me hubiera gustado más con los niños, pero ellos fueron los que se levantaron de la mesa, así que colocamos los componentes y escuchamos atentamente las explicaciones del voluntario. Tuvimos la suerte de que un chico que pasaba por ahí se unió al juego. Cuantos más es más divertido. En proceso de construir las mejores vidrieras del mundo a base de dados de colores estábamos cuando se nos acercó el Benjamín curioso y deseoso de jugar.



Lucha sin cuartel
Amablemente le pedí que hiciéramos equipo, pero la cosa se torció cuando gritaba mis objetivos sin ningún pudor. Antes de que me entraran ganas de ahogarlo, nuestro compañero de mesa le pidió amablemente que le ayudara a él y se portó maravillosamente con nuestro churumbel, que le chivaba estrategias a la oreja que, según el chico, eran extremadamente buenas. Y claro, el niño encantado de cambiar al ogro de su madre por un compañero tan alucinante. El juego en si nos pareció entretenido y muy bonito en su diseño. La verdad es que los dados de colores semitransparentes y el cartón de las vidrieras ya me ganaron, más que la mecánica.

Y elijo ponerlo...
A todo esto el mayor había pasado totalmente de nosotros y se había sentado con un voluntario a jugar a Great Western Trail. ¡A este chico le van los platos fuertes! Según me contó más tarde, eres un ganadero que tiene que transportar tu ganado en un tren y para eso tienes que gestionar muy bien tus recursos y conseguir convoyes, mejores reses, vaqueros que las cuiden, arquitectos que construyan más edificios, ingenieros para las líneas del ferrocarril... Le gustó mucho, de hecho estuvo más de una hora sin moverse del asiento muy atento al juego. ¡Con nosotros nunca es así!



Haciendo caminitos
Mientras el mayor hacía negocios con las vacas, nosotros cogimos Karuba para llevar a cuatro aventureros a sus respectivos templos colocando caminos y haciéndolos avanzar de una forma muy original.

No es tan fácil llegar el primero
Uno de los jugadores va cantando los caminos y todos tienen que ir colocándolos en su tablero de la mejor forma posible. Muy divertido. Aunque Iván se lió un poco y se cerró posibilidades. Menos mal que no se frustró ni nada. De hecho aseguró que le había gustado.



Fuente: Yebernalia
Tras este juego, llevé a Iván a su partida de Escape room, organizado por Menos Lobos Teatro, a la que se había apuntado al llegar. Su hermano no había querido y había elegido un taller de pintar camisetas al que no hacía falta apuntarse previamente y que era a la misma hora. El caso es que seguía liado con el comercio ganadero y decidió renunciar al taller en pro del juego de mesa. ¡Sí que lo había enganchado!

Comienza la carrera
Mientras, el más pequeño se metió en una habitación con otros siete niños sin tan siquiera girarse para despedirse de su madre, que aprovechó para bajar a jugar otro juego con Raúl mientras el peque intentaba resolver el reto que le planteaban. Ya en el coche nos contó que los habían metido en una habitación hecha de cartón, hasta los muebles. Era la casa de la alcaldesa de Villa Cartón, que había sido encadenada por el señor plástico. El reto era encontrar las pistas para abrir las cadenas y liberarlas. Pero el villano no se lo puso fácil a los pequeños detectives y hacía todo tipo de trucos para despistarles. Afortunadamente lograron salvar a la alcaldesa y salieron de la habitación gritando como posesos para celebrar su victoria.

No hay piedad
He de reconocer, que yo estaba tan inmersa en mi carrera de vehículo de Badass Rider ¡que no me enteré! Y me tuvo que avisar Raúl de que ya habían salido los niños. Justo Daniel también había terminado su partido y se juntó con nosotros a ver cómo nos machacábamos unos a otros con misiles, bomba, minas, napalm, duelos a piedra papel o tijera... La verdad es que el juego es divertidísimo. Se trata de hacer una carrera de vehículos en la que los jugadores tienen que jugar sus cartas, que van robando del mazo, para jorobar a sus contrarios y librarse él mismo de sus ataques en la medida de lo posible. En el circuito también hay trampas y peligros que te pueden quitar vida.

A ver que me lían estos...
Es muy difícil saber quien va a ganar porque el que se acerque más a la meta se convierte automáticamente en blanco del resto de los jugadores. Nos lo pasamos muy bien y a los críos les llamó muchísimo la atención. Otra cosa que me atrae de este juego es que tiene muchas otras formas de juego y que hay muchísimas cartas de circuito para cambiarlos todo lo que queramos. Hasta hay un modo colaborativo.

Cuidadito con los niveles de oxígeno
Los niños ya estaban cansados, así que elegimos un último juego y a ellos les dejamos la tablet un rato. No les veíamos ya mucha predisposición hacia los juegos de mesa. Cogimos K2 y nos convertimos en alpinistas.



Hay que subir más alto
El objetivo es subir lo más alto posible sin morir por falta de oxígeno. Para ellos tendremos que utilizar hábilmente las cartas de movimiento y oxigenación que nos van tocando de nuestro mazo. Por el camino podremos montar un campamento por cada uno de nuestros dos escaladores y oxigenarnos un punto cada vez que caigamos en él. Cuidado con el tiempo meteorológico que tiene mucho que ver a la hora de perder oxígeno, así como la casilla en la que terminas el ascenso del turno. Nos pareció muy original.

A los niños les regalaron chuches
Y con esto y un bizcocho nos fuimos a casa felices pero agotados, con dos niños encantados y preguntando si el próximo finde tenemos más jornadas. Pues no, el próximo nos montamos las nuestras en casa con los juegos de las estanterías y listo.






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