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lunes, 4 de enero de 2010

Lactancia materna versus biberón

Desde que te quedas embarazada te bombardean las matronas y los ginecólogos con la conveniencia de dar el pecho a tu hijo. Yo lo tenía claro desde el principio. Mi hijo iba a disfrutar de la lactancia materna, al menos durante mi baja de maternidad. Pero no fue tan fácil.

Los recién nacidos son muy complicados. Les pasan mil cosas y sólo tienen una forma de expresarse: el llanto. Si sumamos mi inexperiencia como madre a la buena intención de los que te rodean da como resultado la inseguridad. Como cada uno tenemos nuestra opinión es muy difícil hacer las cosas a gusto de todos y es muy fácil que alguién esté en desacuerdo con lo que creemos mejor para nuestro hijo por una cosa o por otra.

El caso es que Daniel lloraba mucho, siempre quería estar en el pecho y yo no tenía capacidad para tanta demanda, así que acabé por darle biberones, además de lactancia materna. Eso conlleva todo lo bueno, pero también lo malo de ambos métodos de alimentación. El biberón te da más libertad, porque cualquiera lo puede hacer y dárselo. Puedes estar en cualquier sitio y dar de comer a tu hijo sin exhibicionismos. Pero hay que hacerlo y ocupa las dos manos cuando se lo das (parece una tontería, pero es muy importante). Con la lactancia materna el niño come en cuanto pide, porque no hay que peparar nada, sólo enchufar al bebé al pecho. Además, el niño refuerza sus defensas, que es la razón más importante.

El caso es que yo al final opté por la alimentación mixta, porque mi hijo no daba el peso normal. Y ahora me arrepiento. Mi hermano me comentó que su hija nunca dio el peso adecuado y aún así la críaron seis meses dándole sólo pecho. La verdad es que la lactancia materna es lo mejor para la salud de los bebés y creo que debería haber aguantado más tiempo dándole el pecho a mi hijo. No sé que haré si tengo otro, pero espero darle pecho más tiempo que a éste.

Lo peor de la alimentación mixta es que no sabes cuanto come tu hijo, así que siempre estoy haciendo biberones experimentales. Y nunca acierto, si le pongo mucho me deja medio y si le pongo poco llora de hambre y le tengo que hacer otro.

Lo bueno a día de hoy es que mi hijo está muy gordito y precioso. Eso es señal de que come bien.

4 comentarios:

  1. Hay que pensar que, de un modo u otro el niño come y crece.

    No hay que lamentarse por las elecciones que tomes en las que eres la persona más informada y mejor preparada.

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  2. Gracias por los ánimos. Me sube la moral que pienses que estoy bien preparada para afrontar los peligros de la maternidad ;)

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  3. No sé si son los profesionales o la sociedad en general lo que nos lleva a decir cosas como "mi hijo no daba el peso normal" o "Mi hermano me comentó que su hija nunca dio el peso adecuado", cuando seguramente ambos estaban perfectamente sanos. ¿No te has planteado que el 50% de los bebés están por debajo de la media? La salud se mide por otros criterios, y la lactancia materna es, sin duda, más saludable. Te dejo un texto interesante que leí: http://mimosytta.wordpress.com/2008/08/26/por-debajo-de-la-media/

    Saludos. Carlos

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  4. Mil gracias. Me has ayudado mucho con el texto que me has recomendado. De hecho voy a seguir ese blog porque parece una guía que se adecua bastante a lo que yo pienso.

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