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martes, 23 de marzo de 2010
Por fin llega el buen tiempo
Con estas temperaturas tan agradables es difícil evitar la tentación de llevar al niño a dar largos paseos tras recogerlo de la guardería.
Así que ultimamente nos acercamos los dos a un parque que hay cerca de la casa. Me siento en un banco y le saco de la sillita para jugar un ratito con él. Normalmente lo alzo por encima de mi cabeza a la vez que le digo cosas sin sentido con un todo jocoso. Él agita las piernas y los bracitos y da gritito de emoción. Debemos ser todo un espectáculo. Huelga decir que yo acabo molida con tanto ejercicio. Un día el niño se impulsó esperando ser propulsado y se dió un choque con mi frente. Inmediatamente se quedó serio esperando mi reaación. Como me dio un ataque de risa no lloró, pero se acabarpn los grititos y las sonrisas. Había pasado algo que no le había gustado y la marca roja en su frente decía claramente que le había dolido el golpe. Menos mal que los bebés tiene menos memoria que un mosquito y al rato estaba entretenido con el ir y venir de la gente sin acordarse del incidente.
Otras veces le cojo en brazos y lo paseo empunado el carrito con una mano. Hasta que me canso, porque pesa mucho, y lo vuelvo a dejar en el carrito. A veces se enfada y gruñe porque lo que el quiere es que le cojan, pero otras se sienta docilmente y no suele tardar mucho en quedarse dormido.
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