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lunes, 26 de abril de 2010

Días de verano


Vaya calor se ha metido de repente. Las temperaturas hacen saltar los termómetros. Y mi maridín le ha puesto al niño el puijama más invernal que tiene para llevarlo a la guardería. ¿No es para matarlo? Vale que por la mañana hacer más fresquito, pero no creo que sea como para ponerle las pieles a Daniel. Menos mal que le he llamado por teléfono y me he informado. Armada de pijamita veraniego, gorrito, aguita fresca y gorrito hortera me presenté en la guardería e hice un número de transformación del bebé que dejó alucinadas a las 'seños'. En un minuto (bueno, en algo más porque el pobre Daniel tiene una madre torpe) el niño se podría confundir con cualquier 'guiri' de Playa del Inglés.

Ya preparados lo llevé al parque y lo tiré encima de una mantita sobre el cesped. Para que contar la emoción del bebé. Duró en la manta dos minutos. menos mal que me había colocado en una parte de cesped limpita. Se lo pasó bomba.

Me hace mucha gracia como se asoma ya desde el carrito, muy erguido y echado para adelante todo lo que puede para no perderse ni jota. En el parque no perdía de vista a los patinadores. Me temo que en breve tendremos que comprarle un monopatín.

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