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viernes, 2 de abril de 2010

La Cosmopolitán de los bebés


Raúl siempre me reprocha que no soy capaz de concentrarme en mis tareas diarias cuando está Daniel cerca. Y tiene razón. Lo dejo en el parque o en su mantita de juegos un rato, pero en cuanto empieza a llorar corro a cogerlo y ya no soy capaz de soltarlo.

Por ejemplo, si estoy cocinando con la puerta cerrada (para que no se cuelen los olores de la comida por toda la casa) prefiero que Raúl esté haciendo otra cosa que le permita estar atento del niño a la vez. Pero él dice que el niño está estupendamente en su parque, rodeado de juguetes y con los dibujos animados en la televisión. Que no es malo que esté solo un poco aunque llore. Así que un día le solé una frase lapidaria: "Los bebés no saben gestionar el extres, así que no hay que calmarlos en cuanto empiezan a llorar". " Y eso ¿dónde los has leído? ¿en la Cosmopolitan de los bebés?" me espetó. Me hizo mucha gracia la ocurrencia porque sí que es verdad que ultimamente leo revistas de bebés por si acaso me encuentro en una situación de tensión y me viene a la mente algo de lo que he leído para solucionar el problema. Al final me puse un poco pesada y salió de la cocina a achuchar un poco el pequeñajo (yo no podía porque tenía las manos sucias por las labores propias de preparar la comida). O eso creía yo, porque cuando volvió me dijo muy ufano que "Había llegado a su punto máximo de madurez y se ha dormido". Eso también parece sacado de la Cosmopolitán de bebés.

A veces lo que leo me sugestiona de forma negativa. Una noche Daniel comenzó a llorar desconsolado y corrí a mecerlo. No había manera de calmarlo. Berreaba con los ojitos cerrados. Raúl me encontró con el bebé apretado contra mi pecho y llorando los dos a duo. "Este niño tiene terrores nocturnos" le solté. Me miró consternado y dijo que no me iba a dejar leer más revistas de bebés en la vida. "Anda, trae el biberón, alma cándida". Corrí a preparar uno bien cargado de cereales sin gluten y el niño se agarró a él como si le fuera la vida en ello. Sólo tenía hambre.

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