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viernes, 7 de mayo de 2010

El lagartijilla

Hay que ver como se retuerce este niño. Vestirlo se ha convertido en una misión imposible. Y cambiarle el pañal ni te cuento. ¡Uf! Que lucha.


Para que se esté quieto le doy lo primero que encuentro y a veces funciona. La mayoría de las veces no. Normalmente le alcanzo la crema para escoceduras del culito. Le encanta. Un día se la quité porque tenía que aplicársela y el muy ladino se las arregló para apretar el bote cuando lo tenía abierto y... ¡prrrrrrtz! Toda la crema desparrramada.

Cuando le visto a veces es difícil acertar a meter el bracito por la manga, o las piernas por el sitio correcto. Y si intentas ponerle en una postura concreta para facilitar la tarea, empieza a hacer pucheritos y acaba berreando como un loco hasta que lo sueltas y vuelve a retorcerse cual lagartija.

Acabo con unos sudores horribles. Y el niño tan pancho.

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