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jueves, 1 de julio de 2010

Daniel queda como un santo

Hoy he quedado con un grupo de amigos que hacía siglos que no veía. Quedamos para celebrar la presentación oficial del pequeñajo. En cuanto se encontraron se cayeron bien. El enano no dejo de sonreir. Bailó con Ali, corrió con Maite y confundió a Luis con un divertidísimo parque de atracciones andante.

Hay que ver como se carcajeaba Daniel. En cuanto a alguien se le ocurría dejarlo en el suelo empezada a gritar y a rabiar. Le daba buen resultado porque siempre habia algún incauto que lo volvía a coger para agitarlo como una coctelera.

Con tanta actividad el niño se quedó dormido casi en el mismo momento que lo senté en el carrito. Por fin pudimos charlar tranquilamente, incluso, aprovechamos el momento para tomar una cervecita. Mientras, Daniel roncaba como un bendito. Hubo un par de momentos de tensión en los que el niño abrió un ojito, pero luego lo volvió a cerrar sin más.

Pero nada dura eternamente y el enano se despertó con un poco de mal humor. Luis lo cogió muy contento para darle una de meneos, pero el niño le miraba con el ceño fruncido. No es lo mismo después de la siesta. El peque necesitaba algo de tranquilidad. Como ya se acercaba la hora del baño del chiquitín dejamos la terracita, en la que estábamos tan a gusto, y nos despedimos para ir cada uno a un lado diferente.

"Lo que dices en el blog no se corresponde con la realidad. Este niño es un santo". "Mira cómo se queda sentadito en el carrito mirándolo todo. Tan tranquilo". Estos fueron los comentarios finales de mis amigos. Lo que no saben ellos es que nada más llegar a casa empezaron los lloros, los gritos y el retorcerse como una lagartijilla porque no quería que le quitara la ropa para meterle en la bañera. Luego no quería salir de la bañera. Ni tampoco que lo vistiera. ¡Vamos! Que no paró de dar la lata hasta que le enchufé el biberón. Y aún así succionaba con mucha ansia.



3 comentarios:

  1. Jajajajaja, pobrecita =)
    Quiero ya mismo un blog en el que Daniel nos cuente su punto de vista, a ver cómo te deja a ti... Por cierto, quiero conocerle, ¿eh? A ver si dura la tranquilidad en el Metro y me subo para allá,
    ¡un besote!

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  2. Pues seguro que diría algo así como: "Gaaa, baaaa, baaaa... ¡buaaaaaaaaaaaaa!..Ta, ta, ta". Y los tres últimos "tas" irían acompañadas con sucesivas tortas o tirones de pelo. Le conozco como si le hubiera parido jaja.

    A ver cuando tienes un huequín. Avísame con tiempo porque aún no me he comprado tu libro (ni tengo tiempo de comprarlo ni que leerlo. Como ya no voy a currar en metro...). Así lo compro para que me lo firmes (condición indispensable cuando nos veamos) y me lo leo en veranito, que se supone que las abuelas me van a descargar un poquito. Eso sí, me leí el primer capítulo porque lo tenías colgado en internet :D Y me gustó mucho.

    Lo que voy a fardar cuando la gente me pregunte que leo y diga: "El libro de una amiga mía, que es una escritora de éxito". :)

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  3. Jajajajajaja, venga, está hecho el intercambio: un libro a cambio de presentarme al enano gamberro, La semana que viene tengo las tardes libres, podemos irlo viendo por e-mail el lunes, ¿vale?
    ¡un besote!

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