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jueves, 5 de agosto de 2010

Síndrome de abstinencia

Llevo tres días sin mi niño y lo estoy llevando fatal. Le echo muchísimo de menos. Estoy deseando que llegue el sábado para correr a su encuentro. Lo malo es que me toca trabajar ese día por la mañana, así que no podré ponerme en marcha hasta depués de comer. Muy tarde.

Mañana se va Raúl al pueblo. Se iba a ir hoy y teletrabajar desde alí mientras echaba una mano a su madre con elpequeño terremoto, que ya la debe tener baldada, pero le han puesto una reunión el jueves y le ha sido imposible. Por un lado, ya es lo que me faltaba: sin hijo y sin marido. Por otro, es un mal necesario porque Daniel agota a cualquiera y quiero que les eche una mano a la Chari y a la abuela Paca para que ellas también descansen un poco.

Tendré que aguantarme y esperar. A pesar de que estoy liadísima y que tengo mil cosas que hacer, el tiempo se me está pasando lentísimo. No me voy a creer que haya llegado el momento cuando me vuelva a encontrar con mi hijo. Espero que aún me conozca, o al menos que no se haya enfadado conmigo por haberle dejado en el pueblo y haberme venido a trabajar. ¡No me ha quedado más remedio! ya me gustaría estar allí con él y no aquí sufriendo. me paso el día mirando y remirando fotos suyas.

Lo cierto es que cuando hablo con Chari se le oye muy contento por detrás con sus "pa pa pa" y su "gaaaaaaa gaaaaaaaaa". Con lo que dudo que me guarde rencor. Al menos se le habrá quitado un poco la mamitis. Todo tiene su lado bueno. En este caso el bebé está contento, Chari encantada, el padre bien y yo amargada. Así es la vida.

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