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lunes, 18 de octubre de 2010

Cuestión de biberones

Rosana, una compañera del trabajo, me preguntó las medidas del biberón de la cena de Daniel. "Pues nueve rayitas y 9 o 10 cucharadas de cereales". ¡Vamos! bien espesito para que le llene la barriguita. El niño tiene que succionar en serio para que salga la casi papilla por el agujero extragrande que le hemos aplicado de forma casera a la tetina. Mi compañera, que tiene un hijo un poco mayor que Daniel, me miró ojoplática y patidifusa: "Pues yo le pongo 250 mililitros y seis cucharadas". Empezamos mal porque yo los mililitros que corresponden a cada raya no me los he aprendido. Así que no me quedó muy claro el agua que había que ponerle.Una vez en casa lo miré en el biberón directamente, pero, entre que estaba medio borrado del uso y que no coincidían las rayas y los mililitros decidí por mi misma, que sería aproximadamente la raya ocho.
Ultimamente Daniel me tira el biberón a la cara. Puede que me esté equivocando y que mi 'compi' tenga la clave del asunto. Como ahora le doy también sólidos para complementar la cena de mi pequeñín, puede que esté exagerando con el bibe-papilla que le preparo. Con esta idea me he pasado a la modalidad Rosana y ahora se lo bebe mucho mejor. El problema es que se sigue despertando de madrugada exigiendo su ración de leche extra. A veces le tenemos que dar hata dos tomas en una noche. Mis compañeras piensan que quizá le esté cebando a leche y cereales.

El caso es que pide hasta cuando se va a la cuna con la barriguita bine llena,así que pienso que pùede ser vicio o que ya se haya acostumbrado a que llora y le enchufamos el biberón. Sea lo que sea, no veo la solución a mi problema. Encima, exponiendo mi caso en la asamblea de padres, es decir, el parque infantil, me han comentado que la mayoría de los allí presentes también le dan un bibe de madrugada a sus pequeñajos. Me dan pocas esperanzas.

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