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lunes, 27 de diciembre de 2010

La misteriosa desaparición del regalo de Daniel


Realmente la casa rural donde fuimos debía tener duendes como decían (Se llamaba la casa del Duende) porque cuando recogimos para hacer las maletas se confirmaron las sospechas que iban creciendo en mi interior durante todo el día. El móvil del Imaginarium que le había regalado la prima Eva al pequeñajo había desaparecido sin más.

Recuerdo que el día anterior lo había dejado encima de la mesa comedor mientras corría detrás del pequeño sinverguenza para llevármelo a la cuna. Al día siguiente, cuando bajé con el más madrugador de la casa en mis brazos ya no estaba.

No podían haberlo recogido para comer porque el asunto ocurrió después de la cena y antes del desayuno. Así que esa posibilidad estaba totalmente descartada. me había metido en el papel de un detective de novela. Tenía que encontrar el juguete perdido.

Lo segundo que pensé es que se había caído al suelo porque alguien le diera un golpe casual. Y que otra patadita casual lo había mandado denajo de algún mueble. Peiné la zona metódicamente. Miré debajo de todos los mueble, encima, a un lado, al otro... Nada de nada.

¿Se lo habría subido Raúl a la habitación anoche? Sería muy raro porque el resto de los regalos de Navidad permanecían en el salón para disfrute de los niños. Aun así peiné también el cuarto. Una ardua tarea, teniendo en cuanta el estado de la habitación. Danielillo no me daba tiempo de recoger una cosa y ya estaba sacando otra. Encomendé la suerte del pequeño a su padre y me dediqué a revolver todo.

Tampoco apareció. Había llegado el momento de interrogar a los testigos: tíos y primos. Ninguno se salvó de la gran pregunta: ¿Habéis visto un móvil del Imaginarium? Tampoco hubo éxito.

En un moento de la tarde vino Raúl esperanzado preguntándome dónde lo había encontrado. ¡Pero si sigue desaparecido!. "Cómo me ha dicho el primo Pablo que lo habías encontrado..." Así que el primo Pablo... Hum hum, habrá que investigar esta nueva vía.

Vía muerta, el primo Pablo creyó habermelo oído decir en una de estas que preguntaba a voz en grito : ¡¡¡¡¿Alguien ha visto el movil de Danieeeeeeeeeeeeeeel?!!!

Todo en vano. Dejamos encargados a los tíos Merce y Candi que estuvieran atentos por si la dueña de la casa rural lo encontraba, pero no pudimos hacer más. Así que será mejor que el próximo año vaya metiendo los regalos de Daniel en un saco y lo guarde bien bien para que los duendes no tengan tentaciones.

Este es el misterioso caso del Teléfono móvil del Imaginarium. Si lo hubiera resuelto tendríamos novela negra. Una pena que siga perdido.

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