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domingo, 6 de febrero de 2011

Misi, la almohadita



Pobre Misi, lo que tiene que aguantar desde que Daniel aprendió a caminar. Fantasma es más listo y huye despavorido a esconderse en cuanto ve al enano entrar por la puerta. Pero ella de debe tener el instinto maternal más desarrollado y se deja hacer un rato antes de decidir que eso no hay quin lo aguante.

Cuando Daniel llegó de las Palmas, acostumbrado a los perros, no dejaba de torturarla. ¡Incluso le arrancó un mechón de pelo! Me costó mucho que suavizara sus modales. A veces en vez de acariciarla le pega mamporrazos con la palma de la mano. Daniel sonríe y la gata me mira con cara de pocos amigos. "apa, apa" le dice. Que en el idioma adulto es "guapa". Lo sé porque es lo que le repito yo mientras acaricio a la gata. Eso y "suave, suave...¡Suaveeeeeeeeeeeeee!".

Espero que Misi no se rebele y la meta la zarpa a Daniel. Aunque no digo que no se lo esté ganando a pulso. por ahora la gata aguanta con la mayor de las paciencias. A ver si aprende de su compañero Fantasma y corre a esconderse la próxima vez que vea a Daniel entrar por la puerta.

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