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lunes, 18 de julio de 2011

Vida social



Mi chiquitín se ha ido al cumpleaños de su primo Miguel. No es el primero al que le invitan. Ya ha estado en los de sus primos Alonso y Rodrigo, pero este tenía la peculiaridad de que se hacía en un parque de bolas y era la primera vez que iba a uno. Yo no le pude acompañar porque tenía que trabajar este fin de semana, pero allá que fue su padre dispuesto a que su pequeñín se lo pasara bomba. Y, según me contó, así fue.

Daniel estuvo buceando en un estupenda piscinita de bolas para bebés un rato, pero enseguida se envalentonó y se metió a la estructura de mayores, llena de túneles, colchonetas, toboganes y, por supuesto, bolas. Por lo visto. nuestro bebé no se cortó un pelo trepando, corriendo y jugando.

Raúl me contó que lo tenían montado estupendamente. Una hora de bolas y otra hora merendando, con juegos y piñata. Cada niño se fue a casa con su bolsita correpondiente de juguetitos no aptos para críos de la edad de Daniel. Mi niño llegó a  acasa con un gran globo en sus manos y emocionadísimo. Así le costó luego a su padre que durmiera la siesta, y eso que ya era una hora tardísima.

Daniel se despertó llorando y con una perreta tremenda. Me temo que todavía tenía sueño, pero había que animarle a jugar si queríamos tenerlo a las nueve como muy tarde en la cama. Así que logramos calmarlo mal que bien, con mimos, libros y juguetes, para luego sacarlo un ratito al parque.

No le hizo mucha gracia cuando llegó la hora de irse a la cama, pero, al menos se quedó dormidito sin protestar mucho más de lo normal. Si es que le cambias los horarios a los niños y la lías. A ver si deja ya de ser tan delicadito con el tema.

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