Páginas

martes, 16 de agosto de 2011

Daniel, el dictador

¡Madre mía! Tenemos en casa al pequeño dictador. Sólo le oigo decir "allí", "mío; "no, no y no"... Y cosas por el estilo. Una forma muy clara y concisa de dar órdenes a su mamá y al resto de gente que le rodea. ¡Y llévale la contraria! Vaya lagrimones. Parece que lo estés matando.
Lo de razonar con él no es una opción porque el volumen de su berreo no le deja oir lo que estás tratando de explicarle. A veces no te queda otro remedio que inmovilizarle y llevarle  o dirigir su atención a donde tu quieres a la fuerza. La mayor parte de las veces se calla y sigue como si no hubiera pasado nada, porque, cómo tú ya le habías repetido mil veces, eso nuevo que le ibas a enseñar le iba a gustar mucho.

Otras veces no hay nada que le vaya a gustar más y llora hasta que se cansa o le das lo que quiere. Es tremenda la capacidad que tiene para pasar del histerismo total a la tranquilidad absoluta y viceversa. En cambio mis nervios no vuelven a ser los mismos con tanta rapidez.

Cómo se nota que nos acercamos peligrosamente a los terribles dos años. Pero, cómo ya le he explicado mil veces, aquí quien lleva las de ganar todavía es mamá.

2 comentarios:

  1. chica..animo guapisima!!! que luego llega la pre-adolescencia y te puedo asegurar que es peorrrr
    no se acaba nunca!!!!

    ResponderEliminar
  2. Pues sí que me das ánimos jaja. Yo que pensaba que luego se hacían obedientes y tranquilos ;)

    ResponderEliminar

Me encanta saber lo que piensas.