Páginas

sábado, 28 de enero de 2012

Al final no fue tanta odisea

Después del susto, Raúl se pasó parte de la noche intentando conseguir alguno de los supuestos billetes de rescate que había pactado Spanair con Iberia, Air Europa y Vueling. Como ya nos temíamos fue misión imposible. El teléfono que daban no paraba de comunicar y en las páginas web no había creado ningún apartado para adquirir los mentados billetes.

Mientras mi marido se dejaba la piel con esto, yo veía cómo desaparecían los billetes a la velocidad de la luz en las webs de las compañías. Temiéndome lo peor anuncié a mi cónyuge que no podía esperar más para adquirir los pasajes porque al final nos quedábamos en tierra de verdad. Ni corta no perezosa me puse a comprar. En la páginas oficiales de las compañías aéreas cambiaban el precio cada minuto y ya costaban una fortuna. Logré adquirir in extremis sitio para mis pequeños y para mi en un avión de Air Europa que salía a las siete de la mañana del domingo por medio de una agencia de viajes, pero fue imposible encontrar hueco para mi madre. Temblando al pensar que iba sola con mis dos fieras, adquirí un cuarto billete en Ryanair para mi progenitora, rezando para que esta compañía de mentirosos y estafadores no se la liara de alguna manera y la dejaran en tierra. Todos me costaron bastante baratos dada la situación. En total 350 euros. Con el viaje asegurado me metí más tranquila en la cama, aunque Iván se encargó de que no pegara ojo.

En la página web y en el teléfono facilitado por Spanair echaban balones fuera. Comunicaban que pidiéramos cuentas a nuestras visas o agencias de viajes, porque ellos habían cerrado para siempre y ni dinero, ni vuelos, ni nada de nada. Raúl y yo llamamos a nuestras visas para informarnos del tema. Nos dijeron que cuando nos comunicaran que se iba a hacer el  cargo llamáramos para rechazarlo, no antes.

Ni nos molestamos en ir con los chiquillos al aeropuerto por si acaso. Todo parecía indicar que no valdría para nada.

Cómo no me fiaba ni un pelo le saqué la tarjeta de embarque a mi madre por internet y yo me tuve que ir corriendo al aeropuerto, mientras ella se encargaba de cuidar a los niños, para hacer que me dieran la mía y la de mis hijos porque cuando viajas con un bebé no te dejan hacerlo desde la red. Algo que no entiendo porque precisamente para la comodidad de la madre debería poder hacerse. El caso es que en el aeropuerto no había nada de lío. Supongo que el resto de damnificados pensaron lo mismo que yo y tampoco fueron a perder su tiempo. No tuve ningún problema y volví con mis tarjetas de embarque a casa.

Cuando regresé intenté probar suerte de nuevo en mi vuelo para comprarle un billete a mi madre. Quedaba uno en una agencia de viajes!! Eso sí, carísimo. Sólo había hueco en primera. Cómo mi madre es residente canaria tenía el descuento y haciendo tripas corazón se lo compré porque se me hacía un mundo viajar sola con mis dos pequeños. Sin perder tiempo le saqué la tarjeta de embarque por Checking On Line.

¡Ya estaba todo solucionado! Eso sí, ahora soy el sueldo de un mes más pobre. Ojalá mi familia viviera en la península. Siempre nos quedaría la posibilidad de tirar de coche.

4 comentarios:

  1. Ay! qué rollo todo esto que ha pasado! Mi familia estuvo una temporada viviendo en EEUU y me dejsba una pasta en billetes para ir a verles,por no hablar de los quebraderos de cabeza que mos daban las aerolineas cuando se ponían de huelga o algo parecido.

    ResponderEliminar
  2. ¡uf que odisea! pero al final saliste avanti, como siempre.

    ResponderEliminar
  3. Ufff una odisea de verdad!! me alegro de que la menos consiguierais billetes, la verdad que menuda faena os han hecho!

    ResponderEliminar
  4. UFF que lio que estres y que dineral..
    pero y lo bien que lo vais a pasar!!
    sin abrigos, con sol...y con la familia

    un besote

    ResponderEliminar

Me encanta saber lo que piensas.