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lunes, 16 de enero de 2012

El fantasma de mi futuro

Entré en la habitación y me encontré cara a cara con una madre de ojos enrojecidos y su hijo de unos nueve años vestido con el pijama del hospital. ya sabía que teníamos compañeros nuevos en la habitación. Mi marido me había puesto al corriente por el móvil. Les saludé educadamente y corrí a verle la carita a mi hijo y dar un beso fugaz a Raúl. Mi intención era ponerme el pijama y las zapatillas antes de que se fuera mi cónyuge porque luego no quería separarme de lado de mi bebé más que lo estrictamente imprescindible.

Una vez acomodada, Raúl se fue a descansar. Miré con mas detenimiento a la pareja que tenía al lado. El niño no era capaz de mirarme a los ojos. Sería tímido. Su madre me sonrío y me contó con pocas palabras que a su hijo le iban a hacer un cateterismo al día siguiente. Eso le hubieran hecho a Iván si hubiera tenído una obstrucción más leve. Por mi parte, les comenté, que mi niño también tenía una lesión de corazón. A los pocos minutos la conversación murió. No parecía que ninguno de los dos tuviera muchas ganas de hablar, aunque de vez en cuando ella me preguntaba o comentaba cosas sobre mi bebé. Se notaba que tanto su sonrisa como su voz amable eran forzadas. Trataba de ser amable. El niño hablaba poco.

Me salí de la habitación varias veces porque Iván tenía noche mala y no paraba de llorar. Alguna enfermera se acercó para intentar ayudarme, pero no hubo manera. Las horas pasaban lentamente. A mi me pesaban los párpados, me dolía la espalda y mis riñones estaban a punto de rendirse. El bebé gimoteó un poco y acabó por dormirse. Aliviada volví a la habitación- pensé que mis compañeros de habitación dormirían ya plácidamente, puesto que nos habíamos adentrado en la madrugada, pero me equivocaba. En cuanto entré, la madre se interesó por mi niño. Intercambiamos unas pocas palabras vanales y me dispuse a meter al chiquillo en la cuna para intentar coger el sueño yo en el incómodo sillón reclinable que nos ofrecía el hospital a los acompañantes nocturnos.

En la oscuridad oía el teclear del niño en la PSP. "Duermete ya" le chistó su madre. "Un poco más" rogó el crío. La madre fue implacable. En el silencio relativo del hospital le oía removerse entre las sábanas. La madre no se movía pero estoy segura de que tampoco dormía.

Iván me dio una noche horrible, así que yo tampoco dormí. No dejaba que llorara para no molestar. Mi método consistía en dormirle en brazos y mantenerle en ellos durante unos minutos antes de dejarle de nuevo en la cuna. La mayoría de las veces me vencía el cansancio y yo también me quedaba dormida en posturas imposibles para mi cuello.

Por la mañana llegó el padre del niño. Era una señor con mucha energía positiva. Me saludó alegremente, piropeó a Iván y se dedicó a animar a su hijo cariñosamente. La madre asistía a toda la escena en sielncio. Se notaba que contenía el llanto. Por fin vinieron a por el niño. El pobre tenía un ligero temblor en las manos cuando se lo llevaron. Al poco de irse la madre volvió para recoger algunas cosas de la habitación. Entonces y sólo entonces me confesó que estaba sufriendo como una condenada. Supongo que se abrió porque yo era una madre en la misma situación que ella. Mis palabras de aliento sonaron vacías para las dos. "No te molestes" me dijo "sabes que nada de lo que me digas me va a aliviar. Pasar por esto siempre va a ser el mayor de los sufrimientos para mí". Me sentí inmensamente triste. Tenía razón. Cuando se fue intenté concentrarme sólo en las buenas noticias. Es mejor ir pensando en el presente. Si tiene que intervenir a Iván en el futuro ya lo pasaremos mal en ese momento y no ahora.

Tras un buen rato devolvieron al niño a la habitación. Estaba llorando. "¿Ya te han operado?" le pregunté sin poder contenerme. "No" susurró, "soy alérgico al latex y se les había olvidado. Han tenido que suspender la operación". Anonadada intenté encajar lo que me estaba contando. "¡¿Pero eso no lo sabían ellos?!" Exclamé incrédula. "Sí" contestó mirando al suelo. No quise seguir con el interrogatorio. El chiquillo ya lo estaba pasando bastante mal. Más adelante, Raúl me contó que, efectivamente, lo padres de la criatura no habían dejado de repetir hasta la saciedad que su niño era alérgico al latex.

El pequeño permaneció sólo en la habitación unas media hora larga mientras las enfermeras intentaban localizar a sus padres, que seguían pensando que su hijo estaba en el quirófano. Probablemente les dirían como a Raúl y a mí, que se fueran a tomar una café para que la espera no se les hiciera tan larga y que volvieran en una media hora y por eso ahora no los encontraban. Intenté animar al niño, distraerle con mi tablet, con la tele... todas mis tácticas chocaron contra el muro de su tristeza. Finalmente decidí dejarle sólo. Cogí al bebé y me fui a pasear por el pasillo. Al rato llegaron sus padres, desolados. Ni siquiera el padre tenía ganas de ya de sonreir. Intenté quitar hierro a su situación contándoles mi caso. Les conté que a nosotros nos habían cancelado la fecha de la operación ni sé cuantas veces durante dos meses. "¡Dos meses!" rió amargamente el padre "Nosotros llevábamos esperando dos años. En enero de 2010 iban a operar a nuestro hijo y se detectó su alergia al latex. Y ahora meten a pata y otra vez para casa". No es justo. Se fueron por la puerta. Una analítica, una noche infernal, el niño ya en quirófano pasando nervios... Y todo para nada.

Me sentí frustrada. Cuando llegó Raúl se extrañó de mi estado de ánimo. Iban a dar de alta a nuestro pequeño hoy. No se correspondía mi actitud con las buenas noticias. Le conté lo que había pasado. "No es justo"  murmuró coincidiendo con mis pensamientos.

Cada caso es distinto, pero... Habré abierto una ventana a mi futuro con Iván. ¿Estará mi niño tan asustado en su próxima operación? Espero que no. Espero poder transmitirle tranquilidad para enfrentarse a su malformación cardíaca con serenidad y normalidad.

11 comentarios:

  1. pobre niño,cuando DAvid estubo ingresado por una mononucleosis con dos añitos unos de los dias nos toco un niño de unos cuatro años que iban a intentar operar por tercera vez y al final na de na ese si habian perdido su historial...

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  2. Ufff... Acabas de recordarnos el día que operaron a mi papi... Yo no estaba pero mami dice que ha sido el peor día de su vida. La verdad es que se pasa francamente mal.

    Besotes.

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  3. De verdad, he alucinado con esto. ¿Cómo pueden ser tan incompetentes?? Han hecho pasar un día horrible a una familia para nada. Les tienen 2 años esperando, y ahora a saber cuando les volverán a llamar, y todo porque alguien metió la pata. De verdad, es vergonzoso :(

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  4. La verdad me dejas de piedra, yo que estaba tan contenta con la operación de Diego, arreglaron todo en siete días desde que le diagnosticaron el cáncer hasta la extirpación del tumor, la operación duró más de cinco horas pero en todo momento estuve muy tranquila porque me dieron mucha confianza...
    Pobre chiquillo, pobre familia en general... porque dos años es mucho tiempo para programar una operación, y hacerle pasar el pobre niño por todo esto es una vergüenza...
    Ojalá pueda operarse prontito y salir de todo esto rápido.

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  5. Dios que terrible... de verdad no sabe una que decir en estos casos... pero no te mortifiques por adelantado, concéntrate en el presente, de tu futuro Dios se hará cargo.

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  6. Madre mía, y nadie se habia enterado de esa alergia, pobrecillos... tiene que ser horroroso. Como bien dices, cada caso es diferente y espero que vuestro caso sea mucho mejor. Espero que a ese crio lo operen pronto.

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  7. Marta, me parece increíble lo del pobre niño de los cuatro añitos. La pena es que hay mil historias parecidas. Con ningún enfermo se juega, pero con niños menos. Hay que tomárselo más en serio.

    David guapo, menos mal que la operación de papi ya es agua pasad como la de Iván y ya podemos estar tranquilos, aunque de vez en cuando nos acordemos un poco de lo mal que lo pasamos. Siento ser yo la que os devuelva esos recuerdos. Ahora a concentrarnos sólo en las alegrías.

    Sesi, vergonzoso se queda corto para describir la situación, me temo. Yo sigo con un poco de bajón con este tema. Cuando eres testigo directo parece que afecta más. Y nunca sabré que pasó con él.

    Raquel, me alegro de que saliera todo a las mil maravillas con Diego. Me alegro por el niño, por ti, y por todos los que te rodean porque ahora te entiendo un poco más y se sufre muchísimo, aunque todo vaya a las mil maravillas.

    OR2, ahora estoy disfrutando muchísimo de ver otra vez a la familia unida. ¡Y encima mi madre en Madrid! Es estupendo.

    María, sabían lo de la alergia porque se lo había repetido el padre mil veces, pero se descuidaron. Les pudo la rutina, supongo. Yo también espero que lo operen pronto.

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  8. es que esto no tiene nombre...me indigna leer esto tanto hasta el punto que me resbalan algunas lagrimas... cómo? porqué? es que la gente no no... no puedo acabar las frases porque no entiendo nada. están jugando con vidas, con niños !!!! pero cómo no se toman la molestia de prepararse las cosas en su debido tiempo???? porqué no ofrecen una solución alternativa en el momento??? INDIGNANTE !!!

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  9. jo chica que fuerte..me he quedado helada
    tu pensamiento positivo..que no os tiene el porque pasar eso
    un besote

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  10. Aurelia, me temo que están demasiado expuestos a estos casos y otros peores en su día a día y se han inmunizado ante el dolor. Aún así no tiene excusa si hacen sufrir a un niño. Estoy contigo: Es INDIGNANTE con mayúsculas.

    Rachel, eso pienso yo también. Espero llevar la enfermedad de Iván con tanta normalidad que el crío también lo vea así, como algo normal a lo que no hay que tener miedo.

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  11. Jo, qué pena... De verdad que hay veces que las cosas se complican muchísimo más de lo que ya lo son.
    No tengas apuro por tu niño: lo están haciendo fenomenal y se te ve tranquila y positiva y no cabe duda de que tu pequeño se llenará de esa fuerza que le transmites.

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