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jueves, 9 de febrero de 2012

¡Pobres Apple y Tapón!

Pobres animales de compañía en manos de niños pequeños que no saben medir sus fuerzas. Me acuerdo cuando llegué a Las Palmas acompañada de un Daniel de un año y tres meses. Los perros se volvieron locos de alegría al verle e intentaron jugar con el nuevo miembro de la familia. Craso error. Sólo bastaron unos pocos minutos para que se dieran cuenta del peligro que tenía el niño y huyeran despavoridos.

Aún así parece que en mi familia se cumple la regla de que los animalitos hembras son bastante más maternales que los machos. El perro de mi madre, Tapón, y mi gato, Fantasma, se esconden en cuanto le oyen aparecer. En cambio la perrita de mi hermana, Apple, y mi gatita, Missi, le aguantan carros y carretas. Ya se ha llevado algún estufón gatuno o gruñido perruno, pero hace caso omiso y a las pobres mascotas les toca sufrir hasta que un adulto se da cuenta de la situación y le salva con unos cuantos pelos menos.

Ya con dos años y medio estoy intentando hacerle entender que a veces los perros y los gatos no quieren jugar con él y hay que dejarlos tranquilos. Son muy mansos y no hay peligro de que le hagan nada, pero me da pena verlos sufrir sus patadas, tirones, manotazos, empujones...

Missi, mi gata, lo más que ha hecho es bufarle, pero no descarto que algún día se lleve un arañazo bien dado si no se le mete en la cabezota que no hay que tirarle del rabo. Lo único que espero es que sea en la mano o en algún sitio seguro.

De pequeña jugaba con los gatos de la casa de mis abuelos. Éramos seis nietos brutotes detrás de los mininos, así que era normal que apareciéramos de vez en cuando llorando a moco tendido y ensañando un pequeño arañazo en la pierna o el brazo. Los mayores nos ponían alcohol y no nos hacían más caso.

Ahora las cosas han cambiado y siempre nos ponemos en lo peor. No me importa que el peque se lleve un pequeño arañazo en la mano como advertencia como me pasaba a mí de pequeña, pero me da terror que Missi no apunte bien y le dé en el ojo, así que intento estar muy atenta cuando veo que mi chiquitín se pone a jugar con ella.

Dentro de poco Iván se unirá a estos juegos. Pobre gatita, pobre Apple, pobre Tapón...

1 comentario:

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