Daniel ve a su padre meterse en la cocina y allá que va él también. Le encanta ayudar a su papá a mezclar ingredientes, amasar, remover... Y lo más divertido de todo probar el producto final. Cuando él ha aportado su granito de arena a la preparación del plato come muchísimo mejor.
Pasa lo mismo cuando mi marido decide meterse a manitas. Mi hijo quiere ayudarle en todo.
Supongo que yo no tengo tanta paciencia y admito que acabo echándolo de la cocina, pero no debe tomárselo a mal porque hago lo mismo con Raúl. Cuando veo que están metiendo demasiada baza y estoy a punto de estallar les grito "¡Fuera de mi cocina!". Y más vale que hagan caso.
a mi me pasa lo mismo,no me gusta que entren cuando estoy yo jeje,que monos los dos en pijamita :-)
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