Lo que hay que hacer para que tu hijo se corte el pelo

"Mira, cielo, me corto yo un poquito de pelo para que veas que no duele... Venga, te doy un batido de chocolate. Ummm. Qué rico... Unas chuches ¿vale? Todas las chuches que quieras... Bailo y canto la canción del cantajuegos que quieras ¡Viva el espectáculo!...Te compramos el juguete que prefieras... Lo que quieras te doy lo que quieras, pero deja de retorcerte y llorar como si te estuviéramos torturando...!" Nada, parecía todo perdido, pero al final se me ocurrió una luminosa y peligrosa idea. "¿Y si te dejo recortar esta revista tan bonita?" "Si, si siiiiiii"

¡Ale! A aprovechar. Rápido Raúl métele la maquinilla mientras cuido de que no se corte un dedo.

Parece que trodo va biennn... ¡Cachis! Iván llorando. Nada, nada. A cogerle y seguir sujetando el papel a Daniel. ¡Uf! Cómo se mueve este chiquillo. Se me va a caer. "Espera Daniel que tengo que recolocar a tu hermano". Madreeeeee, que se me cae, que se me cae. "Eeeeeh, ¿cariño te falta mucho?" Raúl sale de su trance peluqueril y me asegura que no. "Unos recortes en la colleja, unos arreglillos en las orejas, unos detallitos por aquí y por allá..." "¡Acaba ya!" le contesto con mi mejor voz de ultratumba. Da resultado, el peluquero se da más prisa.

"¡Hijo estás guapísimo!" Foto, foto y muchas muchas fotos... Y a la bañera a quitarle todos esos pelajos de la cara.

"A ver mamá, a ver". Le cojo para que se mire en el espejo del baño. "¿Te gusta, cariño?". El peque se mira detenidamente un  segundo y me contesta. "No, me gusta más pelo", pero será granuja. "A mí me encanta. Se te ve más la carita". Mi chiquitín se pone a hacer muecas a su reflejo. Está contento. Menos mal. Con lo guapo que está pelado. Ya le molestaba demasiado su mata de pelo. Le daba calor y le picaba. Con la cabeza así parece más bebé. ¡Guapo, guapo!