Mi bebé ya es mayorcito como para mantenerse erguido y con la espalda pegada a cualquier respaldo, pero ¡no le da la gana! Le plantas en cualquier lugar bien sentadito, te lanza una mirada picarona, una amplia sonrisa y patapaf tumbado boca abajo. No es que no pueda, porque tiene fuerza suficiente: ¡Es que no quiere! Prefiere patalear, manotear y arrastrarse a investigar el terreno. Ocho meses recién cumplidos y ya está hecho un rebelde.
Un día le encajoné con unos coijnes enormes que tengo por casa y aún así consiguió zafarse y arrastrarse hasta el borde de la cama.
Mi peque tampoco quería sentarse, prefería estar tumbadita...de bebé era muy tranquilita y ahora es un terremoto que no para!
ResponderEliminarHombre, pudiendo estar tumbado... Yo también lo prefiero. Jajaja. Un besote.
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