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lunes, 6 de agosto de 2012

Una serie de desagradables incidentes

El jueves empecé a encontrarme mal. Lo achaqué a la falta de sueño y me fui a dormir al salón dejando a mi marido sólo ante las fieras la mayor parte del tiempo. Para más Inri, el miércoles me había venido la regla más virulenta que nunca, así que por eso también podía venir la debilidad. Pasé una noche malísima: con tos, dolor de garganta, malestar general... Pero no me levanté del todo mal.

El viernes teníamos que preparar maletas y partir para pasar el finde en Covarrubias. Entre pitos, flautas, niños y malestares generales salimos tardísimo. Enseguida, Daniel nos pidió que parásemos. Le vi mala cara y le hicimos caso. En  cuanto bajó del coche se le pasaron todos los males y parecía que no le pasaba nada, así que creímos que nos tomaba el pelo. Por eso la segunda vez que nos pidió que parásemos no le hicimos caso. Había pasado una escasa hora desde la primera parada y le explicamos que así no llegaríamos nunca al pueblo. La respuesta de mi hijo fue una nauseabunda vomitona. Paramos ¡vaya si paramos! Lo más rápido que pudimos. Lavamos como pudimos al chiquillo, la sillita, el coche... Sacamos ropa de la maleta, le cambiamos y seguimos hacia adelante con las ventanillas bajadas. Milagrosamente Iván se nos había dormido después de rellenar bien la barriga con los gusanitos con los que le sobornaba su madre para que no llorara, pero su hermano decidió que se aburría solo en la parte de atrás y decidió despertarlo. Mi ira se trocó en ternura cuando vi que jugaban y se reían juntos. ¡Bueeeeeno, no ha sido tan malo!
LLegamos tardísimo a nuestro destino, con lo que los niños acabarons sobrexcitados y con mjy pocas ganas de dormir. ¡Vaya nochecita! Y yo cada vez me encontraba peor.

Al día siguiente, la cabeza me daba vueltas, la garganta me ardía... Daniel estaba especialmente revoltoso. Me vi incapaz de seguir su ritmo y... ¡Pumba! Se cayó por las escaleras. Menos mal que no se hizo nada, pero ¡vaya susto!

Iván por su parte no perdía ninguna oportunidad de darse cocazos por todos los lados que creía conveniente, así que sus lloros se convirtieron en una especie de música ambiental. Algo así como "je, je, jeeee..clon...Buaaaaaaaaa".

Esa mañana fuimos en familia al río, pero yo estaba con escalofríos y me llevé conmigo al bebé a casa para dormir los dos la siesta mañanera, a pesar de que todos se lo estaban pasando genial.

Y ahí se acabó mi fin de semana. Dormité en una especie de limbo lleno de dolor y tos. Ni descansaba, ni mejoraba, ni nada. Raúl, mi suegra y la abuela se encargaron de los niños. Sobre todo mi marido, que me asegura que se lo pasaron genial.

Menos mal que no me perdí el fin de fiesta. Las abuelas entregaron a los nietos lo regalos de verano (por las buenas notas, nos dijeron). Una luna con un osito que daba vueltas sobre su base y albergaba en su interior tres libritos monísimos y un libro de desplegables precioso.

El camino a Madrid fue horroroso para mi. El lunes fui al médico por urgencias y me djo que tenía una faringitis agravaba por un resfriado de campeonato. Me mandó un montón de pastillas que parece que sí hacen su efecto. El siguiente en la lista parece que Iván. Ya le oígo una tos muy sospechosa...

Lo peor es que este malestar no deja que cuide a mis hijos como me gustaría. Por ejemplo, ahora mismo estoy escribiendo en vez de colechando con mi bebé tosedor porque con mi propia tos le molesto. La congestión nasal no me deja dormir. Espero que los virus se larguen de mi casa lo antes posible.

8 comentarios:

  1. Joé... Virus en verano... Menuda faena...

    Que os sea leve. Besotes para todos.

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  2. Ay Dios, pobrecita, te juro que lo has descrito tan bien que hasta me he sentido también mal. La verdad es que en cuanto eres madre pierdes la posibilidad de estar convaleciente en paz, ya no puedes esconderte en el edredón en silencio hasta que todo pase... Que bien que tu maridín ayudara...

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  3. Vaya... Esto es culpa del aire acondicionado, seguro... Espero que os mejoréis y, como dices, que los virus se vayan a tomar viento de tu casa. Besotes!!!

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  4. Pobrecilla. Espero que pase pronto. Te sigo hace meses,me encantas. Yo también soy canaria,pero chicharrera.
    Besos

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  5. Muchas gracias. Yo estoy un poco mejor, pero ahora el enfermito es Iván:S

    Lo que pasa es que a mi la fiebre me tumba y a este le carga las pilas. ¡No para con casi 39! No lo entiendo.

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  6. Ya veo que tú estás mejor, espero que a Iván también se le pase pronto.

    Jajaja, los míos siguen saltando cuando tienen fiebre, no sé de dónde sacan la energía estos granujas.

    Besos, Dácil.

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