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sábado, 1 de septiembre de 2012

Fuente Azul

Apurando los días de vacaciones de Raúl aprovechamos unos de los últimos días de Covarrubias para hacer una excursión a Fuente Azul. Nuestra idea era llevar los bañadores, pero tiempo cambió inesperadamente y nos conformamos con disfrutar del entorno.

 Es un lugar precioso, aunque no se puede acceder en coche. Raúl volvió a colgarse la mochila portabebés al hombre para cargar a Iván y yo cuidaba de que Daniel no tuviera percances por el camino agreste.

Mientras nos acercábamos a nuestro destino mi niño mayor y yo íbamos inventando aventuras de caballeros, dragones y brujas. por algunos sitios había que ir en silencio para que no nos vieran las brujas, en otros que correr porque nos habían visto e iban a por nosostros. A veces peleábamos con los dragones (arbustos) con espadas (palos), otras recogíamos hojitas, piedras y demás tesoros.

Al llegar, Raúl se empeñó en llevar a Daniel hasta la mismísima fuente. Estaba segura que uno de los dos acabaría parado por agua, pero al final volvieron triunfantes con una botellita de plástico rellena del preciado líquido.

Nos acomodamos en la "playa" para pasar un buen rato. Daniel y Raúl tiraban piedrecitas a la laguna, mientras que Iván las tiraba al aire sin ningún control. Yo vigilaba que ninguno de mis vástagos acabara rebozado, empapado o en el suelo tras un trastalazo. Admito que en ocasiones exagero, pero más vale prevenir que curar.

 Cuando se iba acercando la hora de comer de Iván recogimos el "campamento" y emprendimos el camino de regreso. Daniel iba muy cansado y tenía que distraerle con juegos todo el rato para hacerle andar. Exploté al máximo el hecho de que las brujas nos habían descubierto y había que correr para que nos nos convirtieran en sapos ni nos hicieran cosquillas sin piedad.

Ni que decir que los dos durmieron una gran siesta esa tarde.




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