El pañal nocturno

¡Estamos de enhorabuena! Parece que Daniel ya ha decidido que ya es mayor para llevar pañal por la noche. A lo mejor que sea una despistada nata y me haya olvidado de ponérselo más de una noche, amaneciendo el pobre en un charquito de pis, ha ayudado un poco. Ha debido pensar: o me espabilo o aprendo a dormir con humedades.

El caso es que un día anunció que esa noche no quería pañal y que como intentáramos ponérselo nos montaba la de dios es cristo. Cómo yo no soy nadie (bueno, su madre, pero él tiene que tomar ya sus propias decisiones) para contrariar sus deseos de crecer, le di el gusto y se fue a la cama sin protecciones. Por supuesto, se levantó empapado y hubo que hacer trabajar a la lavadora. A día siguiente, más de lo mismo. Y otra lavadora, pero yo no quería que se rindiera, así que le dije a la lavadora que se resignara.

La tercera mañana se levantó seco y con una gran sonrisa. Ya me preocupé yo de sentarlo en el váter de madrugada en una de las veces que Iván reclamó mi presencia a gritos. La cuarta noche se repitió el milagro. Y ya lleva otras tres noches amaneciendo sequito. estoy segura de que todavía le daremos más trabajo a la lavadora, pero estoy encantada de que mi peque haya tomado la decisión él solito y la haya llevado a cabo con éxito. Soy una madre orgullosa.