Menús equilibrados, consistentes y muy sabrosos

Iván ha decidido que la papilla de cereales me la puedo tomar yo si quiero. Agita la cabeza desesperadamente mientras yo intento apuntar a su boquita. Si de casualidad acierto escupe la cucharada con pocos miramientos. Desde que probó el cordero y el chorizo en Covarrubias se ha vuelto un gourmet. "¡Mamá, quiero comida de verdad!" parece decirme con su actitud.

Harta de pelearme con él, decidí hacerle caso. En el primer intento le di unos trozos muy pequeñitos de pollo asado con especias. Lo engullió muy contento, pero siguió negándose a comer la papilla que intenté colarle de segundo plato. La cargué bien el biberón, pero aún así se me despertó muerto de hambre.

El segundo intentó fue protagonizado por un suculento plato de arroz con tomate y salchichas. Le encantó, pero se cansó de masticar demasiado pronto. Otra vez le llené el biberón con cucharadas y más cucharadas de cereales y otra vez se despertó con hambre.

Ayer le preparé pasta con jamón de york triturada con la thermomix. Eso ya fue otra cosa. El chiquillo se lo comió muy feliz. Pero, a pesar de todo, se me despertó de nuevo con hambre por la noche. Me parece que este peque nos ha salido muy tragón. la suerte que tiene es que no engorda. No me extraña con lo que se mueve. Seguiremos dándole a probar cositas.