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domingo, 13 de enero de 2013

Mis pequeños tiranos

Mi bebé está sentado en la trona tomándose su puré muy a gusto. De repente su boca se cierra herméticamente y su cabeza se mueve frenéticamente de un lado al otro. Aparto la cuchara. El chiquitín me señala el biberon del agua al mismo tiempo que emite gracioso soniditos. Se lo acerco a los labios presta. Succiona con avidez unos segundo y lo aparta de un manotazo. "Yuuu yuguuu guuu" afirma muy serio. Significa "¡¿Dónde está mi comida?! La quiero ahora".

Cuando acaba con su comida se debate inquieto en la trona hasta el punto que temo porque acabe estrellándose contra el suelo pese a las cintas que lo atan. Lo bajo al suelo como me ha hecho entender que era su voluntad.

Iván dirige su dedito hacia algo con desgana mientras emite otros sonidos guturales. Probablemente no sea un juguete apto para sus regordetas manitas, pero sé, que si veo que no entraña peligro para su integridad física se lo acabaré dando.

Se pasea tan a gusto con su objeto de deseo hasta que decide estamparlo por que sí contra el suelo. De milagro no se ha roto. Decido arrebatárselo ahora que aún que estoy a tiempo.

- "Du du duaaaaaaa"- protesta señalando la mano que tengo escondida en la espalda. Me hago la sueca.

- "Daaaaa ¡Daaaa! ¡¡¡Maaaaaaa!!!- La cosa pinta mal. En segundos se pondrá berrear como un loco. Tengo que pensar rápido. Le enseño otros objetos atractivos, pero es un cabezota y sigue erre que erre. Cuando sus berridos llegan a un nivel de alerta roja acabo cediendo y le entrego mi preciado tesoro. Le sigo de cerca para evitar destrozos. Cuando se cansa del divertido juego "lo tiro  inesperadamente para ver si mamá tiene los suficientes reflejos" lo abandona en cualquier rincón. Se acerca a la tele, la señala y me dice "¡Pam, pam, pam!" mientras se mueve al ritmo de una imaginaria música. Esto significa algo así como: "Quiero los Cantajuegos y los quiero... ¡Ya!". Me falta tiempo para darle gusto. Por lo menos me aseguro quince minutos de tranquilidad.

Pero estaba equivocada. Desde la habitación de juegos me llega un grito agudo: "¡¡Mamaaaaaaaaaaa!!" Acudo rauda y veloz a la llamada.
"¿Qué pasa Daniel?"- Inquiero.
Mi hijo mayor me tiende un coche y un muñeco.
"No pueeeeeeeedo ponelo en el cocheeeeeee. No se puedeeeeeee. Buaaaaaaaa"- Se desespera.
"Tranquilo. Ya lo hago yo" - Coloco al muñeco en el asiento del conductor.- ¿Ves? Ya está. NO hay que llorar.
- ¡¡¡Asi noooooooooo!!!- Aulla el crío.- Tiene que ir detraaaas.- Me recrimina.

Sin pensármelo dos veces cambio el muñeco de sitio y se lo tiendo al chiquillo.

-¡Así, así!- Exclama entusiasmado. Tira coche y muñeco a un lado sin el más mínimo cuidado y me suelta con su tono más autoritario.- ¡¡Quiero merendar un huevo duro!!
- No puede ser Daniel. Es la una menos cuarto y vas a comer dentro de poco.- Mi niño tuerce el gesto.

- Me lo voy a comer cuando a mí me dé la gana.- Me suelta. A mí se me está acabando la paciencia.
-¡¡¡¿Qué has dichoooooo?!!!- Le increpo con mi voz más temible.
- Que me lo voy a comer cuando a mí me dé la gana.- Me repite imperturbable.
- Pues hoy no vas a ver la tele porque a mí no me da la gana.- Le respondo.
- Me da iguaaaaaal.- Asegura elevando el tono.
- ¡Ah! ¿Si? Pues te va llevar al parque Rita porque esta que está aquí se queda en casa porque le da la gana- Contrataco.
- ¡¡¡¡Quiero parque!!! ¡¡¡¡Quiero parque!!! Buaaaaaaaa.- Berrea inconsolable.
- Pues si te duermes la siesta sin protestar después de comer te llevo.- Reculo.
- ¡¡Quiero ^parqueeeee!! Buaaaa- Insiste
- Te he dicho que si...
- ¡¡¡¡¡Parqueeeeee!!!!
- ¡¡¡¡¡¡Que te he sicho que Síiiiiiiiiiiiiiii!!!!!- Claudico
- Vale-  me dice tan tranquilo - ¿Y mi huevo?

Antes de que pueda reaccionar a los ataques verbales de un niño de apenas tres años oigo llorar a mi benjamín con lo que me levanto a toda prisa para averiguar que ha pasado. El enano está intentado sacar de su "aparcamiento" la bici sin pedales del hermano. Se le ha enganchado el manillar y por eso chilla. Lo que me faltaba. Que al bebé le apeteciera dar una vueltecita en bici a costa de los riñones de su madre.

Harta y al límite del estallido agarro Iván con toda la delicadeza que me permite mi creciente complejo de esclava de mis hijos, le endoso la chupa para que deje de llorar a voz en grito y lo meto en la cuna. Llora, le acuno, le meto en la cuna, berrea, le acuno aún más, le canto, le meto en la cuna, gimotea, le doy golpecitos suaves en la espalda, se duerme por fin...

Hago la comida del mayor.
"¡Daniel! A comer" Siseo
"¿Has hecho mi huevo?"
"Gruar, gruar. Siéntate y ya verás lo que hay" Le ordeno tajante.
El peque se sienta tan feliz, mira su plato, me mira y pregunta.
"¿Y esto de dónde viene? ¿Lo han hecho los gnomos o crece en la isla de los piratas?" Entonces su padre y yo nos tenemos que devanar los sesos en busca de una buena historia. Si no le gusta el cuento nos cuesta un mundo que coma.

20 comentarios:

  1. Dacil te estan toreando..... Jajaja. Paciencia porque si no te comen.... Jaja

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  2. jajjaaja madreee miaa!! veo que no soy la única que me estresoo jajaja , la pregunta " y esto de dónde viene"? te imagino cayendote de espaldas cual madre de shinshan!
    Besossss

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    1. Y estrujándome el cerebro a más no poder porque las respuestas estilo "El huevo viene de la gallina y la pera del peral" no le satisfacen. Tiene que haber piratas, animales fantásticos, monstruos, aventuras sin fin antes de que el alimento llegue a su plato...

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  3. Respuestas
    1. Kilos, kilos y kilos... Supongo que los peques piensan los mimo de mí ;)

      Seguro que Daniel pensaba: "Cómo hago entender a mi madre algo tan simple como que me cocine un huevo???"

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  4. jajajaja.

    me has agobiado con el post....
    con lo del huevo duro y el parque yo ya no sabría cómo actuar, pero luego he visto q seguía la tarde, y tenías aparcada la bici del mayor, y ....

    a veces stressan, aunq te derrites de amor :D

    besos.

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    1. ¡Claro que les llevé al parque! Los pocos días de sol hay que aprovecharlos. Me temo que soy una madre blandita, blandita, aunque estalle con facilidad.

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  5. Hola, cada vez que leo tus entradas parece que estoy leyendo mi diario. Tengo un niño de 3 años y otro de 1 y me encanta leer las cosas contadas con tanta sinceridad, (no pretendiendo negar los malos momentos y ni adornar los buenos).
    Lo único que no sé es cómo consigues sacar tiempo para hacer este blog! Gracias por compartirlo desinteresadamente!

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    1. Muchas gracias. Me animas con tus elogios. Desde luego nuestras vidas se parecen mucho.

      Este blog es mi hobby. Un poco de tiempo para mi misma. Así lo entiende mi marido y me facilita las cosas siempre que puede para que pueda escribirlo.

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  6. Tomate mi consejo con cariño, por favor, que tengo dos nenes.
    Normas para crecer felices todos. No amenazar, cuando le dices o te lo comes o sin parque es una amenaza. No gritar, si le gritas estas dando ejemplo y lo hará.y respeto. Si no se quiere comer el huevo, que o se lo coma. Se va a morir de hambre? Va a quedarse desnutrido?. Que le estas enseñando con la situación que habéis tenido?
    T recomiendo leer algo de disciplina positiva , a mi me ha ido muy bien.
    Hay un sisitema que es timeout creo que se llama, fuera de tiempo. Cuando veas que te pones nerviosa, le dices espera un momento, ahora vengó. Te v sola al baño, respiras hindo 5 veces. Si hace falta da un puñetazo contra las toallas. Y uelves. Probablemente no lo veras igual.
    Y si te gritale dices. Sabes lo triste que me pones cuando me habla s así? Pones cara de triste para que vea que te duele y continuas con lo tuyo.
    Muchos ánimos y un beso

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    1. Hola, lo de no amenazar ni gritar, lo entiendo y aunque cuesta horrores ponerlo en práctica estoy en ello. Pero lo de poner cara triste si te grita, no estoy segura si puede ser chantaje emocional¿? O sea, que haga o no haga algo porque si no te pones triste?. A lo mejor estoy equivocada y estoy confundiendo churras con merinas. ¿Como lo veis vosotr@s?

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    2. ¡Claro que me tomo tus consejos con cariño! Me parece una idea genial lo del sistema time out. Voy a intentar seguirlo, aunque a veces no me doy cuenta de que voy perdiendo la paciencia hasta que ya estoy pegando berridos. Al menos, cuando me de cuenta, pararé inmediatamente y respiraré cinco, diez, cincuenta veces o lo que haga falta hasta que vea la situación con perspectiva porque aquí el mayor problema es que mis hijos se están acostumbrando a mis estallidos y ¡no le dan la más mínima importancia!. A veces las situaciones me superan.

      Lo de poner cara de tristeza ya lo he intentado, pero se creen que estoy jugando y se ríen. Incluso! Me he puesto a llorar de verdad de la desesperación y no he conseguido mucho. Daniel, a veces, me da un besito, unos golpecitos cariñosos, me dice que no llore y sigue haciendo su perrería. ¡Cómo si la niña fuera yo!

      Lo importante para mí es que mis hijos sean felices y parecen serlo. Lo veo en sus constantes sonrisas y ganas de jugar.

      Muchas gracias por tus consejos.

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    3. En realidad, lo de poner cara triste me parece que es para explicar al niño cómo te sientes porque él todavía no es capaz de entender conceptos tan abstractos de otra manera. A los chiquitines hay que explicarles las cosas con muchos gestos, palabras sencillas y frases breves y concisas. Pero es sólo mi opinión.

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    4. Perdonar, aprovecho para pediros consejo, ¿qué hacer cuando en mitad de la calle el mayor de 3 años se revela y no quiere seguir tu camino mientras el de 1 año se impacienta y se limita a gruñir o berrear y no se ha ido ya a su aire porque está atado en el cochecito?
      Últimamente me ocurre a menudo. Gracias.

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    5. Yo normalmente me alejo despacio mientras le digo al de tres años "adiós, me he cansado de tanta tontería, si no quieres venir no vengas..." Y cosas por el estilo. El peque me persigue llorando porque no quiere que le deje ahí solo. Entonces le aseguro que yo siempre le voy a esperar. "¿Cuando no te he esperado? Siempre te espero" le digo. No sé si es lo más indicado, pero a mí me funciona.

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  7. Jajajaja. Qué paciencia tienes... Me encanta la gracia que tienes para contarlo. Un besote!!!

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    1. A veces muy poca... Depende del día y ¡de la noche!

      Me alegro que te guste mi forma de contar las cosas. ¡Tú eres una maestra en contar las cosas con gracia! Me muero de la risa con los anuncios de pesadilla y las historias de Forlan.

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  8. Yo estoy deseando que la mía hable, pero visto lo visto...

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    1. Pues te vas a reir muchísimo cuando empecéis a "conversar"

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Me encanta saber lo que piensas.