La granja de los cuentos

Ayer Daniel entró contento al colegio. Todos los niños entraron dando botes de alegría. Pero todo tiene una explicación. Era el día señalado para hacer una excursión a La Granja de los Cuentos. Marta llevaba semanas preparándolos para lo que se iban a a encontrar allí. En realidad, tendrían que haber ido hace dos semanas, pero en la fecha elegido nevó, hubo ventisca, placas de hielo en las carreteras... Así que lo cancelaron ¡Gracias a dios! No hubiera podido respirar tranquila hasta que mi niño hubiera vuelto. En cambio, ayer lucía un sol espléndido y la temperatura era muy agradable.

Lo debieron pasar genial. La profesora nos contó que se portaron muy bien, que no hubo ningún contratiempo (nadie se hizo pis encima, ni vomitó en el autobús, ni se llevaron ningún susto...), que vieron serpientes, cocodrilos, animales nocturnos... "¿¿Pero no iba a una granja escuela??" Le pregunté asombrada con su relato. Pues sí, pero resulta que cada año gira sobre una tema en concreto. El año pasado fueron loa animales del agua y éste los del bosque. Por lo visto e sun recinto que visitan todos, o casi todos, los colegios de Madrid. E incluso guarderías, porque está organizado de forma muy segura. Por lo visto, pintaron una maceta que ya nos traerán hoy desde el cole, porque ayer llegaron tardísimo (más de media hora de retraso con respecto ala salida habitual) y estábamos deseando que nos entregaran a nuestros hijos.

Los papás pensamos inocentemente que los peques vendrían agotados, pero, todo lo contrario, nos entregaron una jauría de niños hiperactivo que sólo querían correr, trepar y poner a prueba la paciencia de sus progenitores. Aunque, eso sí, por la noche, desde que la cabecita de Daniel tocó la almohada se quedó frito.