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lunes, 29 de julio de 2013

La cocina manga por hombro

La semana pasada tuvimos que llamar al seguro porque estábamos mojando a la vecina de abajo con una avería. Me puse manos a la obra en seguida porque a mi madre le pasó lo mismo, pero a la inversa: la vecina de arriba le mojaba a ella. En su caso, tuvo muchísimos problemas para que le arreglaran la avería porque la vecina no tenía seguro y todo acabó en denuncias y caída parcial del techo. Un horror. Al final se lo arreglaron casi todo, aunque hubo perdidas materiales irreemplazables, por ejemplo, un tratado de medicina del siglo XIX que rescaté del desván de mi abuela y que no sobrevivió al desastre. Pero no me quiero ir por los cerros de Úbeda. El caso es que estoy muy concienciada de la gravedad del problema y mi reacción fue inmediata, con lo que al día siguiente ya tenía al perito evaluando daños. Como tocó un viernes no fue posible que empezaran con la obra hasta el lunes. Pasamos un fin de semana regular con el tema de usar la cocina lo menos posible (Y eso incluye lavadora, lavavajillas, fregadero...).

El lunes, por fin vinieron el carpintero, a desmontarlo todo, y el fontanero a arreglar la avería. El albañil no llegó hasta el martes y el carpintero no se dignó a aparecer hasta el jueves. Todo ese tiempo ¡sin vitrocerámica! Menos mal que nos olíamos lo que vendría y nos dedicamos el fin de semana a cocinar (y a fregar porque no quedaba otra. Espero no haber mojado mucho a la vecina. Por lo menos no se quejó, así que sería poco).

La otra cara de la moneda la pusieron mis hijos, como siempre, que estaban encantados con el desorden y la cocina en obras. Estuvieron jugando con los muebles agujereados de la cocina, que habíamos recolocado en el salón, metiendo y sacando juguetes. No se perdieron detalle de las evoluciones del carpintero porque fue el único que coincidió con ellos en casa. Le tocaron las herramientas, se empeñaron en "ayudarle", en contarle su vida el mayor... Y el buen señor sonreía y les dejaba hacer. "Los niños son así" me decía a mí, "Déjeles. No les riña". Y a mí se me eternizaba la jornada sin ver la hora de tener todo en su sitio, mientras mis peques pasaban unos momentos divertidísimos.

Menos mal que ya tenemos vitro y la cocina en orden. Por fin vuelve la normalidad a nuestra casa.

6 comentarios:

  1. Bueno, pues menos mal que las aguas han vuelto a su cauce (nunca mejor dicho). Nosotros hemos tenido averías de esas en ambos sentidos (o sea que tanto hemos sido víctimas como victimarios) y la verdad es que es una lata... Los niños es que lo viven todo de otra manera. Un besote!!!

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    1. Que mala suerte!! Menos mal que ya es una mal recuerdo que esperemos no se repita ni en tu vida ni en la mía :D

      Aunque me temo que o hay una avería pronto en mi casa o los propios chiquillos sabotearán algo. Se lo pasaron demasiado bien :S

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  2. Desde luego, para ellos todo es una aventura, jejejeje...
    Besotes!

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    1. Ya les veo cogiendo un serrucho del padre para 'arreglarme la cocina' :S

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  3. uff que mal se pasa con las m....... obras!!! yo tuve un desprendimiento de techo en el baño como consecuencia de las lluvias torrenciales de esta primavera y he tenido el techo medio abierto desde entonces hsta hace un par de meses....un horror parecia que alguien iba a entrar por el agujero y cogerme el culo..un horror, asique te entiendo.

    un besete

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    1. Menos mal que la nuestra fue muy sencilla. La tuya se ve que ha tenido muuucha más historia. Cuanto lo siento. Vaya pesadillas te dio, me he reído mucho con lo del extraño que entra de repente y te cogía el culo.

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