El Tren Brick

El sábado los niños se levantaron emocionados al grito de "Treeeeeen", aunque en la boca de Iván más bien sonaba a "Teeeeeen".

Lo preparamos todo y pusimos rumbo al Tren Brick, una exposición de Lego que sólo iba a estar enel Museo del Ferrocarril este fin de semana.

Llegamos tan pronto que aún no estaba montada. así que aprovechamos para dar una vuelta por el Museo. Los peques buscaban ansiosos trenes abiertos para toquetear todo lo que pudieran. Una pena que sólo haya dos, aunque por otro lado, viendo a los pequeños salvajes jugar como locos con palancas, volantes y botones, lo que me extraña es que dejen abierto alguno.

También triunfó la sala donde guardan controles y mandos para que los niños conduzcan un tren o manejen una estación en su imaginación.

Dimos un buen repaso a todas las salas. Las maquetas que tiene allí son increíbles.

Pasamos por el espacio que habilitaron para que los chiquillos jugaran con Lego. Otro acierto que los mantuvo entretenidos otro buen rato. En ese momento, empezaron a flaquear y nos la montaron parda, con lloros, pataletas, gritos... Un espectáculo muy completito.

Decidimos hacer un alto en el camino para comer galletas y que los peques recobraran fuerzas y ánimos.

Por fin, llegó el momento de acercarnos a la exposición organizada por la asociación Alebricks. Alucinamos con los detalles, las situaciones, las maquetas... Increíble. Los trenes se movían, incluso recrearon la estación de metro, vimos un completo parque de atracciones en movimiento con noria, montaña rusa... un globo en el aire, un puente flotante, un dragón atacando unas ovejas... Los chiquillos se quedaron con la boca abierta y los papis también. Daniel aprovechó para rehaces por millonésima vez su carta a los reyes magos.

Tras dar un par de vueltas admirando el conjunto de la exposición, decidimos dar por terminada la excursión familiar por agotamiento infantil.