Jugando en el parque con la imaginación

Si hay algo que les sobra a mis dos churumbeles es la imaginación. Bueno, ¡y las energías! Así que solemos parar mucho en los parques durante todo el año. ¡Para que se cansen!

Hace poco nos tocó un día en el que se peleaban por absolutamente todo, así que tocó poner en marcha la maquinaria cerebral para que la cosa no acabara como el rosario de la aurora.

A ver, a ver, que piense... Les gustan los palos. Cogí un palo, lo sostuve delante mío aguantando las tentaciones de darles una palazo a cada uno para acabar con sus peleas sin sentido y me puse a dibujar en la arena húmeda.

Al principio no me hicieron caso. Pero pronto el mayor se dio cuenta de que no estaban llamando mi atención como debieran. Se acercó y me preguntó que hacía.

"Una casa" le contesté "Mira, esta es mi habitación. ¿Quieres que hagamos la tuya?" Por supuesto que quería, y la de Iván, y el baño, y la cocina...

Iván se nos unió un buen rato después. Me enseñó un palo con forma curva y me informó de que estaba pescando.

"Hay que poner peces en la bañera" me informó el mayor "para que pesque Iván, pero que sean pirañas"

"¿Y por qué no hacemos una piscina y la llenamos de peces, tiburones, pirañas, pulpos y lo que queramos?" Sugerí yo. Y nos pusimos manos a la obra.

La casa estaba quedando bastante chula, pero, de repente, no sé cómo ni por qué, se nos llenó de zombis que Daniel combatía con ahínco. Nosotros teníamos que esperar encerrados en una habitación hasta que él acabara con los muertos vivientes. Iván prefería esperar todo el rato en la piscina, pescando. Se ve que tenía un momento pacífico.

Menos mal que pintamos la casa lo suficientemente grande para que los dos tuvieran su espacio. Y si se peleaban por algo, sólo teníamos que dibujar una copia para tenerlos de nuevo felices.