Les prometí llevarles porque sabía que les gustaría, pero al final del día estaba a punto de comérmelos o tirarlos por la ventana y con muy pocas ganas de ir a ningún lado. Mi madre templó ánimos y nos echó a todos a la calle imaginando que se portarían mejor que dentro de casa. Pero sus esperanzas fueron vanas. parecía que les hubieran dado un tripi. Se escapaban, no atendían a mis llamadas a grito pelado, corrían como locos... Terminé por agarrarles de la mano muy fuerte y arrastrarles conmigo todo el camino.
Una vez en la fuente la cosa no fue a mejor. A su mal comportamiento se sumó que se tiraban sobre mí y me empujaban, pisaban, clavaban codos, etc... Hartísima de la situación y de gritarles como una energúmena, me levanté y les dije: "Hemos venido a pasárnoslo bien y no es asó, por que lo mejor es irnos a casa" Para mi sorpresa se tiraron al suelo asegurando que se lo estaban pasando pipa y no querían irse. Se ve que ya se han acostumbrado a mis ataques de furia y no les estropea el día, pero a mi me dejaron muy mosca con el poco efecto de mis broncas de órdago.
Si es que cuando se ponen así.............te los comerias jajajja.
ResponderEliminarBuf buf ¡y tanto!
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