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viernes, 29 de agosto de 2014

Contrastes en el río

Nuestros días en Covarrubias estuvieron repletos de sorpresas metereológicas. Desde un día en el que casi deseé haberme traído un abrigo ligero a jornadas de extremo calor que aprovechamos para visitar el río y darnos el chapuzón de rigor.

Mientras mis niños y yo sufríamos el torramiento exterior y congelamiento en remojo, mi marido nadaba cual pececillo ajeno a la temperatura extrema del agua. Los peques chapoteaban encantados en busca de cangrejos o lo que cayera, pero cada poco salían con los labios azules y tiritando en busca del calor de la arena y la toalla. Por mucho que intentaron cazar algo con sus redes, llegaron los dos días con las manos vacías y más interesados en saltar de piedra en piedra que en la caza en sí.

El primer día que fuimos no me pude meter más allá de las rodillas. El segundo, hacía tanto calor que me zambullí sin pensármelo dos veces y acabé con dolor de oídos. Eso sí, el agua estaba limpísima, cristalina. Podías ver a los pobres pececitos huir de tus avances.

Los días de río se nos olvidó llevar el pan duro que nos guardaron las abuelas para dar de comer a los patos, así que tuvimos que ir una tarde a cumplir con los pobres animalillos que se nos acercaban en gran número en busca de su pitanza. Este año hemos visto muchísimos y muy atrevidos.

Llegamos a la orilla del río cargados de pan y pronto nos vimos rodeados de un montón de chiquillería pidiendo mendrugos para participar en la diversión. Ni que decir que los patos estaban encantados.


4 comentarios:

  1. Qué chulos los patos!! Yo sólo iría a eso porque el agua fría no la soporto. Jajajaja. Besotes!!!

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  2. Los rios son geniales, están limpios y es muy divertido, lo unico es el frio del agua!!!!!

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