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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Todos a bailar con María Bimbolles

El domingo por la mañana fuimos a ver "María Bimbolles, el musical", el primer espectáculo que aúna teatro, canciones y coaching infantil para desarrollar la inteligencia emocional. Tenía muchas ganas de llevar a los niños, aunque Daniel al principio me lo puso difícil. Después de las emociones de los días anteriores estaba cansado y no le apetecía salir de casa.

Llegamos al teatro Reina Victoria y ya había bastante gente. En la puerta nos recibió un gran baúl en el que los niños metía papelitos doblados con sus miedos escritos. A mis chicos les gustó tanto ese rincón que estuvieron un buen rato garabateando, en el caso del pequeño, y escribiendo con dificultad, en el caso del mayor, sus terrores más ocultos: zombis y vampiros. ¿A alguien le extraña?

En la taquilla nos encontramos con Silvia, Sweet Valentina, que fue una de las ganadoras del sorteo que hice hace poco en el blog. Vino con la preciosa Valentina que no paró de bailar durante todo el espectáculo. A los míos les costaba un poco levantarse del asiento, pero seguían las canciones y los bailes con gran interés. La obra nos encantó. Mantiene el interés de los peques en todo momento cambiando de registro cada poco: canciones, diálogos con el pirata Nicolás o Diego el Demonio, magia, bailes, risas... Y todo para encontrar el calcetín mágico que ha perdido la protagonista y que al final llega a ser lo de menos en esta historia. Me llamó mucho la atención su particular forma de hacer desaparecer enfados. ¡Me encantó! Por cierto, que el ratón quitamiedos se llevó el baúl para hacer desaparecer los temores de los pequeños para siempre.

Cuando salimos, lo primero que me dijo Daniel fue "Menos mal que me has obligado a venir mami. ¡Me ha encantado!" y fue directo a darle un beso a María Bimbolles que había salido al hall del teatro para encontrarse con su público. También le dijo algo, pero nunca sabré lo que fue. Iván fue tras su hermano a plasmarle el beso en la mejilla a la protagonista de la historia que acabábamos de ver.

Los peques salían bailoteando, cantando y comentando lo que más les había llamado la atención. Mi idea era coger el metro, comer en casa y pasar la tarde tranquila, pero Raúl se fijó que se nos había hecho tarde y que lo mejor era comer por la zona... Y al final todo el día fuera.

8 comentarios:

  1. ¡Qué bien! El teatro es muy bueno para los niños . Es una disciplina muy completa que trabaja tanto la interpretación como la expresión corporal, pero además es una manera de conocer obras literarias clásicas "difíciles" de leer. Yo hice de niña mucho teatro por eso lo adoro , tuvo una profesora de literatura que nunca olvidaré , que todas las obras difíciles de leer , nos hacía hacer pequeños teatro en la clase , de una semana para otra , genial . ¡Cómo desearía profes así para mis hijos!

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    1. Que profe más maravillosa. Yo tenía una de historia que a veces teatralizaba partes del libro con nosotros de protagonistas. Se me quedó grabado la jura del vasallo al señor cuando les dice a los "actores" "Y ahora os tendríais que dar una beso en la boca para sellar el juramento" jajaja Qué caras se les quedó. Desde luego muy pocos suspendían la asignatura. Era un metodo genial.

      La obra a la que fuimos trataba de miedos e inseguridades. Me encantó!!!

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  2. Qué chulo! No te quejarás de niño agradecido, jejejeje...
    Muas!

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    1. No, desde luego. A la actriz se le notó en la cara que le hizo ilusión y todo. Y eso que es una profesional con muchos años de trabajo con niños en el mundo del espectáculo

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  3. Respuestas
    1. Sí, porque con estos nunca se sabe Sight!

      La verdad es que la obra tiene todos los ingredientes para que les guste: canciones con bailes sencilllos, juegos de participación, magia...

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  4. Que guay, seguro que lo pasasteis genial!!

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