Después de un fin de semana tan movido, el lunes, feriado en Madrid por ser La Almudena, llegó el tiempo de descansar, por fin. Nos levantamos relativamente tarde, porque Daniel, a eso de las nueve ya estaba en pie. Las nueve es muy tarde tratándose de él.
Empezamos el día desayunando, sin ninguna prisa, las galletas que hicieron el papá y el mayor la tarde anterior. Una forma muy dulce de comenzar.
Mientras Raúl trabajaba desde el despacho, yo intentaba hacer algo en la casa, pero mis peques eran incapaces de jugar solos. Venían cada dos por tres a exigirme alguna actividad. Daniel se empeñó en hacer postales para sus amigos Guille y Luis. Recorté cartulinas blancas por la mitad, les di los gomets redondos que había pedido Iván por haber rellenado su panel de buena conducta, lápices, gomas y ¡ale! a crear. Por fin pude recoger un poco mientras los chiquillos garabateaban a placer. Pero no duró mucho. Enseguida se cansaron y volvieron a acudir a mí.
Entonces se me ocurrió sacar el coche impreso en 3D del Imaginarium. Tenía dos porque la primera carcasa no encajaba con las ruedas y me enviaron una segunda. En realidad yo ni lo había comprobado y no me enteré de nada hasta que nos enviaron la segunda carcasa y un email con al explicación. Me vino de perlas porque así podía poner a los dos a pintar sin peleas.
Les encantó la actividad. Estuvieron muchísimo rato pintando, mezclando colores, admirando su trabajo... La única pega es que tuve que estar muy atenta para que los pinceles no apuntaran a sitios indebidos y tampoco pude entregarme a las tareas del hogar.
Cuando terminaron sus obras de arte, les di las cajitas donde venían por si también querían decorarlas. Daniel acogió la idea con entusiasmo, pero Iván decidió que el tiempo de pintar ya había terminado para él y eligió jugar con los juguetes.
A mí me tocó multiplicarme para atender a los dos. Así de salto en salto, llegó la hora de la comida. menos mal que eran sobras y sólo había que recalentar.
Por la tarde, tras la siesta de Iván. Raúl propuso jugar a un juego de mesa, que de mesa no tenía nada porque en realidad se jugaba en el suelo y de una forma muy dinámica. Lo pasamos muy bien, a pesar de los momentos tensos en los que los niños decidían pasar de las reglas y hacer lo que les daba la gana.
Por la noche se empeñaron en que les pusiera las ruedas. el problema es que sólo había ruedas para Daniel y yo no me veía con el tiempo suficiente para hacer el montaje con calma, así que me puse a pensar, a pensar y al final les hice una montaje cutre con ruedas de Lego a los dos. La cosa coló un par de días. Pero a Daniel no se le olvida el tema. Así que le he pedido al padre, que es más manitas que yo, que se las ponga en cuanto pueda para que el chiquillo disfrute plenamente de su juguetes. Espero que el pequeño se conforme con sus ruedas de Lego o a os reyes les va a tocar traer otro coche.
Ains... estos niños que necesitan a mami para jugar... El mío hace lo mismo, jajajajajaja! XD
ResponderEliminarMuas!
Demasiado amor! jajaja
EliminarVengo de la Escuelita, me encanta como te quedó el "apartado sobre mí"!
ResponderEliminarBesosss
Mucha gracias!!! A mí también me gustó mucho tu diseño :D
EliminarHola guapa! soy tu compañera de la escuelita, jejeje. Muy chulo tu blog, y te ha quedado genial lo de sobre mi! ya tienes una seguidora mas :) Un beso!
ResponderEliminarA mí también me gustó el tuyo. El árbol de tu logo es chulísimo. Creo que define muy bien tu blog :D
EliminarYo también te sigo a ti. Muacs!!
Que rico levantarse tarde :) y estar en casa ♥
ResponderEliminarGracias por participar en la escuelita, nos vemos en la segunda clase!
Síiiii. Y no es algo qeu hagamos muy a menudo, pero cuando coincide lo cogemos con ganas :D
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