Daniel hace construcciones de "realidad aumentada"

Un día que los chiquillos jugaban tranquilamente con sus juguetes, entré en la habitación en la que trajinaban para hacer laguna labor doméstica cuando reparé que el mayor estaba muy entretenido con los bloques de madera. Al verme levantó la vista y me pidió que le pusiera una foto de una castillo en la pantalla del ordenador. Muy extrañada, pero sin razones para negarle el capricho accedí, eligió una de Google Imágenes y seguí con mis asuntos. Al rato volvía a entrar en el salón y me quedé muy sorprendida al ver que Daniel había construido un castillo inspirado en el de la foto. Me gustó tanto que les hice una foto a él y a su obra.

Después de eso me metí a trajinar en la cocina y allí fue dónde vino a buscarme mi primogénito. "Mami, mami. He hecho un parque con realidad aumentada. ¿Quieres verlo?". ¿Puede alguien resistirse a algo así? ¡¡Por supuesto que quería verlo!! Me sequé las manos a toda prisa y le seguí hasta la mesa del comedor. Sobre ella se alzaban unas construcciones muy chulas que mi hijo me fue explicando pacientemente: esto es el cartel de entrada al parque, esto es un tobogán, esto es una puesto de perritos calientes, esto un espantapájaros... Elige uno y te enseño la realidad aumentada. Elegí el puesto de perritos y mi churumbel formó dos patitas con el dedo índice y anular y simuló ser un señor que se comía una salchicha. Y así me fue escenificando escenas con todas las construcciones a medida que las elegía: el espantapájaros asustaba a un pajarito, por el puente pasaba un niño exclamando "hola papá", por el tobogán se tiraban los dos deditos de mi niño... ¡Me encanta la imaginación que tiene!

Ni que decir tiene que cuando el padre llegó del trabajo lo mandé al salón para que disfrutara del parque de realidad aumentada tanto como yo.