Saltando en los charcos de agua

En el campo de mi abuela nos relajamos bastante en la vigilancia de los chiquillos. Después de todo, era una recinto cerrado, aparentemente sin peligros, y dónde la podían liar poco.

Los niños agradecieron esa libertad inesperada y se dedicaron a explorar el jardín, correr, saltar, trepar... Normalmente sin alejarse mucho de nosotros. Como en el parque y en la calle les tengo dicho que tengo que tenerles siempre a la vista es difícil cambiar el chip de la noche a la mañana.

Pero a veces, algunas veces, desaparecían de nuestra vista. Y entonces me echaba a temblar porque la estaban liando seguro.

En una de esas ocasiones vinieron a buscarme dos niños extremadamente felices y embarrados. "Mamiiiii, mamiiii. Hemos hecho un charco como los de Peppa Pig" me explicaron exaltados. Con tanto jardín no me preocupé mucho del tema... Hasta que vi dónde lo habían hecho. Tienen terreno para aburrir y sólo se les ocurre embarrar la entrada del jardín. Y en un gran charco de barro brincaban alegremente niños y perros.

Lo primero que hice fue reñirles un poco por la mala elección del sitio. Y lo segundo correr a por mi móvil para inmortalizar el momento. Ya que el mal estaba hecho...

Los peques daban saltos encantados mientras gruñían a lo Peppa Pig. El papá les insinuó que se tiraran de espaldas sobre el charco como hace la famosa familia de cerditos de la tele. Pero ante mis gritos de horror desistieron.

Se lo pasaron bomba poniéndose de barro hasta las orejas. Lo del manguerazo que les vino después para dejarlos limpitos ya no les gustó tanto jajaja