Últimamente estoy bastante estresada con el tema trabajo, niños, casa... Raúl, intenta ayudarme en todo lo que puede, pero también está hasta arriba, así que mis días son bastante... Intensos. Y eso lo notan los niños.
Seguimos teniendo momentos estupendos, pero sí que es verdad que a veces les suelto espontáneamente que tiene que empezar a colaborar en las tareas del hogar, o al menos tener al día sus obligaciones con detalles tales como ¡¡¡desayunar por las mañanas en un tiempo lógico!!! (no en dos horas, porque si no tendré que levantarles dos horas antes). O lavarse los dientes teniendo un mínimo de cuidado para que no parezca que ha pasado un tornado por el baño. O vestirse sólos sin que cualquier cosa les despiste y me lo encuentre medio desnudos en el pasillo. Cositas así. Ya sé que pido mucho, pero ellos también me piden mucho. Quieren paciencia ilimitada. ¡Cómo si eso existiera! Es como la fuente de la juventud eterna. ¡Una leyenda!
El caso es que todas las mañana lo mismo. Encima, mi primogénito venía a "ayudarme" cuando más liada estaba y menos tiempo tenía, así que, con gran pena mía, le tenía que explicar que no me podía ayudar en ese momento porque no tenía tiempo de explicarle cómo podía hacerlo. Así que un día, de camino al cole, Daniel se plantó frente a mí y me dijo "Esta tarde te voy a ayudar con tus tareas. Ve pensando que quieres que haga", me dejó patidifusa.
Pensé que se le olvidaría, pero en cuanto pisó la casa volvió con el tema. No era cuestión de desaprovechar la oportunidad de implicarle en las tareas domésticas y que viera que las cosas no se hacían solas. Además, parecía que hasta le hacía ilusión que contara con él. Así que le di la escoba y le pedí que barriera uno de los baños. Terminó enseguida. Entonces le facilité una de las esponjas con las que estuvieron jugando este verano, llena de gel de baño, una balleta y se puso a frotar alegremente los sanitarios (ya limpios por mí el día anterior, pero eso él no lo sabía). Cuando vio que relucían a su gusto, tocó el turno de fregar el suelo.
Cuando dejó el baño limpito, vino pidiéndome más y le dije que repitiera la nmisma operación en el otro baño. "¿Por qué lo que a ti no te gusta hacer, a mí me divierte?", me preguntó curioso. "Porque cada uno es diferente y le gustan cosas distintas", le expliqué sin entrar en el detalle que cuando se convierte en obligación deja de ser divertido.
No contento con haberme limpiado los dos baños se metió en mi cocina y me advirtió que de ahí no salía hasta que hiciera el solito la cena. Miedo me daba. Tras mucho debatir, discutir y razonar, logró convencerme de que le dejara cortar las patatas. En mi mente se desarrollaban apocalípticas escenas que terminaban en urgencias, pero el chiquillo se defendió perfectamente con el cuchillo e hizo un trabajo excelente. Le felicité por el trabajo bien hecho y entramos en una nueva discusión sobre por qué no podía acercarse a más de cinco metros de la vitrocerámica. Aún así, en un despiste mío tiró un filete de lomo a la sartén y me salpicó la cara con unas gotas de aceite hirviendo. No sé que cara puse, pero el chiquillo desapareció de la cocina mascullando algo así cómo que ya me había ayudado los suficiente y que ahora se iba a jugar.
Y ahí se acabó su fiebre por ayudarme con la casa. Seguro que otro día vuelve a pedirme participar, porque para él es un juego. ¡¡Pero la vitro no va ni a olerla!!
Pienso que tu hijo (hijos) son como tú,un amor,y que me encanta verles en las tareas domésticas implicados.Es muy importante esa implicación que tienen. Besitos!
ResponderEliminarMuchas graciaaaas!!! Aunque la implicación les dura un día jajaja
EliminarBesazos guapa
Al final te sale un peque Mini Chef... ya lo verás. Y aprovéchate ahora que muestra interés, sino después lo verá cómo una imposición y será aburrido-aburridoso...
ResponderEliminar¡Un muackiles!
Muestra interés un día al año que no hace daño jajaja
EliminarPero, para ser justos, tampoco tiene mucho tiempo libre el pobre...
Mándamelo a mi casa, que tengo mucha faena. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarMe temo que vería a los lindos gatitos y ya sólo te serviría como acariciador de lomos jajaja
EliminarMi madre también evitaba que la acompañase en tareas porque tardaba más tiempo en explicármelas que en hacerlas. Cómo han cambiado las cosas...ahora no me parecen tan divertidas como de pequeña!! Jajaja Has sido muy astuta en decirle eso para que no se desencante tan pronto. Mientras dure...jejeje
ResponderEliminarUn beso!! :)
La mís igual. Y yo igual, lo que pasa es que cuando le veo tan ilusionado me da la penita y hacemos el esfuerzo. Al fin y al cabo también es tiempo de juego juntos jajaja Aunque luego toque repasar los baños ainsss
Eliminar¡Qué suerte! Aunque sea un día ,pues mira ,El Niño mostró interés , aunque pensemos que no , de esa manera toman conciencia de todo el trabajo que tenemos encima y además volvemos a estudiar con ellos y jugamos y un largo etc.
ResponderEliminarPues sí. Así se da cuenta de que las cosas no se hacen solas. Es importante para que empiece a tener un poco de cuidado con sus cosas. Y es la excusa perfecta para pasar tiempo juntos ;)
Eliminarq bien q te ayude!!! la cocina nada mejor fuera de ella, pero hay cosas q le puedes ir poniendo en tareas, limpias el polvo, el aspirador, doblar calcetines,...y por supuesto ya los baños para él, jejejej
ResponderEliminarEl problema es que ayuda en lo que quiere e implica algo de peligrosidad como fuegos, cuchillos y productos de limpieza. Para que recoja los juguetes me cuesta un mundo ainsss
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