El libro de la naturaleza crece

Después de nuestra excursión... digo... caza de goblins por el Pardo, nos pusimos a colocar nuestras nuevas adquisiciones en los libros de la naturaleza de cada niño.

Le encanta decidir cómo can a colocar las ramitas, flores y hojas. Cada uno lo hace de manera distinta. Daniel junta muchas en una sola página e Iván deja mucho más blanco. cada niño es un mundo.

Saben perfectamemte lo que quieren y cómo lo quieren poner, pero cualquier excusa es buena para que mami se siente a su lado. Por eso, en esa ocasión lo hicieron por separado. Así tuvieron toda mi atención en exclusiva. Mientras Iván se bañaba me puse a ayudar a Daniel. No me necesitaba en absoluto, pero estaba encantado de ir comentando sus evoluciones.

Una vez terminado y bajo la pila de un montón de libros pesados, saqué al más peque del baño, metía al mayor a remojo y seguimos la divertida tarea de colocar plantitas con Iván. El benjamín también tenía muy claro cómo quería colocar sus muestras, pero me pidió ayuda para manipular el celo. Yo encantadísima de echarle una mano.

Que pena que no las clasifiquemos, pero es que en botánico soy nula. Como mucho llego al pino y a los frutales cuando tiene las frutas y es más que evidente. No me pidas más.

Aunque me conforme con que sea un juego divertido que les haga disfrutar aún más de las salidas campestres familiares.