Calamardo cabeza césped

Una tarde, Iván salió de clase con un muñeco de trapo metido en un vaso. Si no lo hubiera visto un millón de veces por las redes sociales me hubiera quedado perpleja preguntándome que narices era eso. Aunque no por mucho tiempo, por una mamá me los explicó de camino a recoger al mayor. Y menos mal, porque me recordó que había que seguir unas instrucciones y no proceder a lo loco.

En cuanto Daniel lo vio lo adoptó. Cosa que no importó a su hermano porque una vez exhibido como trofeo parecía que había perdido todo el interés por él. El primogénito lo bautizó como Calamardo porque asegura que se parece muchísimo al famoso personaje de dibujos animados. A mí también se me parece, aunque cuando le crezca el pelo hierba vamos a tener que cambiarle el nombre. Eso si crece porque para estas cosas soy bastante manazas.

Por ahora lo tuve bajo agua quince minutos como ponía una web por internet y lo riego un poco todos los días. A ver que pasa porque el mayor está ilusionadísimo con el Calamardo cabeza de césped.

Nota de última hora: Que sí, que síiiii. Nuestro calamardito ya tiene algo de pelo. ¡Que ilusióoooon! :D