La gran fiesta familiar de la pollina

Gracias a la Granja Móvil Los Tetes, los mismos que llevaron los pollitos al cole, nos enteramos de que en Fuenlabrada se celebraba una gran fiesta familiar este sábado: Talleres, actuaciones, castillos hinchables, juegos... Y la granja móvil de Los Tetes, por supuesto. Sonaba demasiado bien como para dejarla pasar, así que allí nos presentamos esa tarde de calor asfixiante.

Los niños fliparon con los castillos hinchables que se adivinaban al fondo y allá que fueron disparados. Poco botó Iván, que al ratito ya quería cambiar de actividad, mientras su hermano seguía haciendo el loco por el castillo. Me llevé al peque hacia otro castillo, pero enseguida se fijó en la gran torre para escalar y allí que se plantó en la fila bajo toda la solanera.

Al poco se nos reunió el resto de la familia y les propuse que se fueran a la zona de juegos mientras yo les guardaba el turno. ¡En qué momento! Pude estar allí más de un hora y media larga mientras ellos jugaban al tres en raya, al disco, al baloncesto... ¡Y a pleno sol! Pero sobreviví y los peques lograron escalar hasta lo más álto. A Iván le ayudó el chico bastante, pero Daniel tuvo que subir con su esfuerzo y le costó bastante llegar tan alto. Se lo pasaron en grande y eso me compensó la colaza.

De ahí teníamos pensado visitar la granja móvil, pero había otra espera bastante larga y decidimos que desde fuera se veían los animales perfectamente. Si entrabas te los dejaban tocar, pero no queríamos chuparnos otra cola. Los chiquillos señalaban una y otra jaula gritando los nombres de los animales entusiasmados.

Aunque pronto cambiaron los animales por la Legión 501, Ironman, Ironwoman, la abeja maya y willy, que andaban por ahí muertos de calor. Ni ellos ni nosotros quisimos hacer la cola para la foto de rigor y nos conformamos también con verlos tras la valla. Aunque de vez en cuando se daban vueltas por el recinto y podías pillarlos por ahí. A mis hijos les llamó más la atención los columpios.

Estuvieron un buen rato colgándose y dando brincos entre las cuerdas, pasillos, escaleras y toboganes. Nos costó muchísimo sacarles de allí para intentar entrar de nuevo en la granja móvil. Desgraciadamente ya la habían cerrado. Entre pitos y flautas ya había llegado el fin de fiesta y no nos había dado tiempo a pasarnos por ningún taller.

En fin, como se lo pasaron en grande con eso nos quedamos. Daniel quedó hipnotizado con el espectáculo de Fuenli, el lagarto mascota infantil de Fuenlabrada, y su banda. La verdad es que las canciones estaban muy curradas y tenían mucho ritmo. Salimos de allí cantado "Soy de Fuenlaaaaa, soy de Fuenlaaaaa", aunque fuera mentira. Pero en ese momento no tenía la menor importancia que fuéramos de Madrid.

Agotados y quemados por el sol, lo primero que hicimos al llegar a casa fue darnos una larga ducha fresquita. Ojalá repitan la fiesta el próximo año. Estuvo genial.