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viernes, 1 de julio de 2016

Buscando el libro sagrado de los animales

El ansiado día de la entrega de notas llegó. Y digo ansiado porque mis hijos estaban deseando echar mano a su regalo estival. Debían estar muy seguros de que las noticias iban a ser buenas. La cuestión es que Daniel dio por casualidad con el rincón dónde había escondido las pequeñas sorpresas y sólo pudo ver una cosa, pero era algo que quería muuuucho. Así que tuvimos una semana agotadora con el tira y afloja de "Por favor, dámelo yaaaaa" y "No, hasta que te den las notas".

Y se las dieron. Y fueron buenísimas. A Iván también se las dieron. Y fueron excelentes (todo conseguido, hasta "presta atención en clase" y "Sigue las normas de la clase"). ¡Todo un triunfo! Encantada de la vida les preparé la búsqueda del tesoro de Zalunira "El libro sagrado de los animales", que podéis descargar gratis en su web y que da mucho juego.

Diseñé el recorrido, los escondites de las pistas y los juegos con mucha ilusión. Cuando los peques salieron del campamento no podían esperar a llegar a casa para empezar a jugar. Antes de comenzar la aventura les puse unas reglas sencillas, sobre todo para evitar peleas y frustraciones. Cada uno tenía su copia de la pista, pero no valía chivar la respuesta y no se empezaba a buscar la siguiente hasta que todos hubiésemos terminado de resolver el enigma.

Ambos estuvieron de acuerdo y comenzaron las pruebas. De todas formas, casi todas las pistas estaban escondidas en dos lugares similares para que no se mataran por cogerlas. Por ejemplo, las que se refieren a "Soy el mejor lugar para que descanse tu cabeza" se refería a la almohada de cada uno. "Esta pista la custodia un temible ser de peluche", en el caso de uno estaba debajo de un dragón y en el de otro bajo la serpiente... Y así con casi todas. Todo un acierto porque no hubo lucha de poderes en ningún momento.

El libro de Patio, "Máscaras en el Bosque", me vino genial para organizar los juegos. En el primero, un niño se ponía frente a otro y yo detrás sin que me viera el primero. Me ponía una máscara del libro y el que me veía tenía que dar pistas con mímica del animal en que me había convertido. En el segundo juego mamá se convertía en un tigre que los perseguía por toda la casa y les esperaba agazapada en las esquinas para sorprenderles.

La única manera de que no les pillara era pararse a la pata coja. Entonces yo me volvía a esconder para cazarles. Fue tan divertido que lo alargamos más de la cuenta. Para terminarlo, les dije que tenían que ir en busca del cazador (papá) para que ahuyentara al tigre. Y así lo hicieron muertos de la risa. Había un tercer juego, pero me lo salté sin querer y no me di cuenta hasta mucho después de que terminó todo. Es casi imposible que pase eso con la superguía que te dan para que vayas desarrollando el juego sin olvidarte de ningún detalle, pero mi despiste puede con todo.

Finalmente, reunieron todas las pistas y averiguaron que animal se había llevado el libro sagrado, lograron recuperarlo. Y como premio, el león les regaló una parte de su tesoro: Mutand Busters, pegatinas, una mano pegajosa, unos bichos de plástico, un libro de actividades y un libro para leer este verano (en el caso de Daniel algo muy necesario). Estaban emocionados con sus premios y se pusieron a jugar inmediatamente.

La mala suerte quiso que uno de los muñecos viniera defectuoso. Es uno que se llama Fetid Gas y que, en teoría, lanza una caca (aaagh. Sí, lo sé), pero no nos vino la caca con el muñeco. Ya hacía mucho que tenía el regalo preparado porque lo compré en una oferta del Alcampo que no sabía cuando duraría, así que no podía cambiarlo. pero les prometí que iría a por otro en ese mismo momento porque sus notas merecían el esfuerzo.

Me fui corriendo a por otro, pero así, a simple vista no veía si venían completo o no sin abrir el envoltorio, así que no quise jugármela y opté por comprar otro que no tuvieran. Misión imposible. me recorrí tras tiendas y los que vi ya los tenían. No había mucho donde elegir porque es una colección que tiene mucho éxito y les quedaban los restos. Estaba ya barajando otras opciones cuando lo vi. Era algo nuevo nuevísimo: El barco de los mutant busters. Era mucho más caro de lo que pensaba gastarme, pero en la caja decía que tenían que vender nuevos mutantes sueltos. ¡Pues no! Es una parte de la colección que, por lo visto, aún no ha llegado a los lineales. Así que, al final, y con la consiguiente mirada de desaprobación de mi marido "los mimas demasiado" (y tiene razón), cogí el barco y para casa.

La sorpresa fue mayúscula y los peque se enamoraron del juguete a primera vista. Ahora no hay día que no me pidan que les compre los nuevos mutantes ainsss. Menos mal que en unos meses es el cumpleaños de ambos y podrán hacer realidad sus deseos. Y que no hay manera de comprarlos aún para evitar tentaciones.


6 comentarios:

  1. Cómo te lo curras!!
    Y qué bien que esas notas sean tan buenas, oleole! :D
    Muas!

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    1. Graciaaas. Yo me les esperaba catastróficas. Menos mal que me han aprobado todo buuuuf

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  2. Enhorabuena por esas notazas!!! Qué grima me ha dado lo del muñeco escatológico. ¿Qué ha pasado con los Pin y Pon de toda la vida? Jajajajaja. Besotes!!!!

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    1. Son realmente asquerosos, pero les encantan. Los pin y pon siguen vendiendose, pero a estos no les llaman nada la atención :_(

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  3. Respuestas
    1. Muchas gracias!!! La verdad es que se han esforzado muchísimo :D

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