Páginas

miércoles, 27 de julio de 2016

Laberinto de Lego

Otra idea genial que saqué de la guía de 300 actividades de verano para niños de El Revolero Mundo de Rukkia fue la de hacer una laberinto con piezas de Lego Duplo. ¡Que actividad más chula! No sé cómo no se me había ocurrido nunca. Muy emocionada saqué las piezas de una caja dónde esperan ser regaladas a mi hermana porque en casa ya no nos cabe tanto Lego y me puse manos a la obra. Al rato tenía entre mis manos un enorme y colorido laberinto para canicas y dos niños entusiasmados queriendo jugar inmediatamente.

Como sólo podían jugar por turnos, comenzó Daniel, que era el primero que se había pispado que su madre estaba tramando algo. Mientras, invité a Iván a afinar su puntería con una mano muy flexible que les compré para una búsqueda del tesoro y varios objetos de diferentes pesos y tamaños.

Ambos hermanos se lo pasaron tan bien con su actividad que el pequeño se olvidó que estaba esperando por el laberinto. Cuando Daniel se cansó de jugar se lo di a Iván. Pero no le pilló el tranquillo y se frustró mucho porque para que corriera la canica había que sacudiendo el laberinto con un poco de maña y el no lo conseguía. En vista de sus amargas lágrimas forré los recorridos con papel plata para que la bola rodase de forma fluida y se lo devolví a un peque mucho más feliz.

Cuando volví para ver cómo le iba había convertido el laberinto en un juego con caballos muy curioso. Se había inventado un montón de normas estilo videojuego de Lego y se lo estaba pasando bomba. Así que me fui muy tranquila.

De repente, mucho después, oí un grito desgarrador. Corrí al salón y me encontré con el mayor lívido y al pequeño entre un montón de piezas: ¡Había desmontado MI laberinto! Y un dragón que había hecho su hermano.

Le reñí porque lo que había hecho una falta de respeto importante. Le dije muy dolida que tenía que habernos preguntado antes de desarmar nada teniendo en cuenta que no lo había hecho él y nosotros se lo habíamos dejado con la idea de verlos de vuelta. El chiquitín parecía arrepentido, así que al final tuvimos que hacer tripas corazón y perdonarlo con la promesa de que no lo volvería hacer nunca más.

Daniel muy animado, a pesar de todo, me dijo: "Venga mami, que yo voy a rehacer mi dragón. Haz tu lo mismo con tu laberinto". Contagiada por su entusiasmo comencé de nuevo la tarea aunque rezongando por lo bajini. Al poco de comenzar, el mayor me preguntó si podía hacerlo él que ya había terminado su dragón y le pasé le testigo de mil amores.

Al final salió algo bueno de la destrucción de Iván porque a Daniel le salió un laberinto mucho más chulo que el mío. Con un tunel y todo, que a mí no se me había ocurrido. Nos lo enseñó muy orgulloso y le felicitamos por su creación. "Pero no se lo voy a dejar a Iván porque no quiero que me lo rompa" aseguró muy serio. Le expliqué que el pequeño había entendido su error y que no lo iba a volver hacer nunca, pero no le vi muy convencido. Afortunadamente el Benjamín no sintió deseos de jugar con el laberinto de su hermano en ningún momento y nos ahorramos una discusión.

10 comentarios:

  1. Lo del laberinto es buena idea, les voy a hacer recoger todas las piezas que hay esparcidas por el comedor y que hagan uno jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de hacerle recoger las piezas con motivación y alegría sí que me parece una buena idea jajajaja

      Eliminar
  2. Qué idea más buena, a mí tampoco se me había ocurrido!
    Y qué bien te has manejao con ese rifi-rafe entre hermanos, bandida! Jajajaja!
    Muas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La maternidad te pone a prueba continuamente buuuuf
      Hay que ver lo creativas que nos volvemos jajaja

      Eliminar
  3. Dácil cuánto nos queda por aprender de ti... doctorada en Rabietas y Berrinches, con un máster en alternativas lógicas y divertidas para momentos complicados... ¡¡eres tan adorable!!

    Lo del papel de aluminio para convertir el laberinto en un tobogán de canicas es super original...

    ¡Un muackiles, guapura! Y gracias de nuevo por participar en nuestra guía de verano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aaaay Sonia. Tú es que me miras con buenísimos ojos, pero yo me desespero y se me escapan las situaciones de las manos demasiado a menudo. Educar a los peques es extremadamente difícil, pero taaan bonito.
      Gracias a ti por la guía. No tiene precio!!

      Eliminar
  4. jaja, La verdad es que molesta un montón cuando te desarman algo que has construido aunque sea ¡Un castillo de arena!..¿A qué sí? por eso los niños discuten en la playa un montón,jaja. Bueno , es una idea muy buena que conocía , es bastante antigua,porque yo usé las piezas de lego para un montón de cosas cuando eran pequeños, incluso sumamos y restamos con ellas y para aprender las fracciones son muy útiles, pero ya hija mía las regalé en su momento pues aunque nunca se es grande o pequeño para lo que te apetezca hacer, ¡Hay que hacer hueco! pues siguen llegando juegos y sino tendremos que salir de casa nosotros.
    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Síiii, molesta muchísimo jajaja Y aunque seamos adultas y tengamso que saber sobrellvar esas situaciones... A veces aflora la niña que hay en mí y hace el mal jajaja
      La verdad es que todos los juguetes pueden tener segundas, terceras... cuartas vidas... Lo que queramos. Mil posibilidades. Peeero, has acertado de pleno. El espacio es el que es ;)
      Besos!!!

      Eliminar
  5. Eso de que no va a volver a hacer nunca... No digas cosas que no son jajaja Porque seguro que será jajaj
    A mí también me molesta que me rompan algo que hago, mucho jajaja
    Pero la idea es genial y muy original.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja que razón tienes. Nunca digas nunca jamás ;)

      Sí que fastidia que te desarmen lo que te has currado un buen rato, síiiii Y más si es un niño pequeño y encima no puedes dar rienda suelta a tu cabreo ainss

      Eliminar

Me encanta saber lo que piensas.