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jueves, 6 de abril de 2017

El Deshielo con Boolino Book Box

Hace poco recibí un email de Boolino con una promoción en la que te regalaban una caja si te suscribías a las Book Box mensuales. He de confesar que no estaba en mis planes suscribirme porque en casa vamos sobrados de libros y manualidades, pero el pack tenía tan buena pinta... Y el tema que trataba era tan bueno... Que sí. Caí en la tentación. Así que me apunté y me quedé esperando la caja con mucha emoción.

El libro es "El Deshielo", un cuento sobre rencores irracionales que acaban cayendo en el olvido, acuerdos y desacuerdo... Y en la caja venían tres sencillas actividades que prometían mucho. Confieso que tardamos bastante en ponernos manos a la obra porque el tiempo no nos sobra últimamente, pero una tarde de fin de semana que nos íbamos a quedar en casa por fin le di la alegría a mi hijo mayor, que no veía el momento de usar la caja desde que la había recibido.

Primero leímos el cuento. A Daniel le encantaron las ilustraciones, pero no se enteró mucho de la historia. Luego saqué los materiales de la primera manualidad y justo se nos unió Iván, que no había querido acompañarnos antes. Le propuse volver a leer el cuento con él, pero me soltó su recurrente "No hace falta" y se sentó muy sonriente frente a los materiales.

Recortamos malamente la goma eva gris y los papeles celofán rojo y azúl y los pegamos para hacernos nuestros filtros. Gracias a ellos leímos los mensajes secretos que nos venían en un papel. Fue divertido descubrirlos, pero más aún usar los filtros de gafas. Mis niños pusieron en práctica su imaginación. Se metieron en un volcán con el filtro rojo, debajo del agua con el azul y en una casa de miedo juntando los dos y haciendo uno violeta.

Con la última opción, caminábamos por la casa escuchando ruidos raros y esperando sustos en cada rincón.

Cuando se cansaron del juego improvisado de las "gafas transformadoras de realidad", comenzamos la siguiente manualidad. Teníamos que construir dos sellos que al juntarse daban lugar a un puente. El doble sello molaba mucho. Cada uno de los peques se hizo con una parte y ya no la soltó. En otro papel venían diferentes opiniones sobre un tema y ellos se tenían que poner de acuerdo y estampar los dos sellos para formar el puente. El caso es que se ponían de acuerdo enseguida porque pensaban lo mismo de cada tema y se empeñaron en poner sólo la parte del sello que correspondía con la respuesta que ellos decían que era la correcta. No me pareció mal juego, así que les dejé hacer. Cuando terminaron de estampar ese documento me pidieron más para poder seguir sellando.

Daniel sugirió que yo escribiera acuerdos y ellos, si estaban de acuerdo, lo sellaban. Por ejemplo, se cantará todos los días durante la cena, se doblará el turno de videojuegos de los fines de semana, se construirá una farola en el salón... Cosas así.

Pero pronto la cosa derivó a arte libre a base del sello. Y finalmente a pintar cuadros de su última obsesión en videojuegos: Spore. La verdad es que les quedaron muy chulos, así que han acabado colgados en la pared del pasillo.

La tercera actividad tuvo que esperar unos días. Teníamos que poner agua en un bol con una vaso de papel en medio para que dejara el hueco. Para que no flotara metimos los ahorros de Iván dentro.

Por ser tan generoso de hacernos el préstamo le regalé dos moneditas más para añadir a su hucha. Dejamos el bol en el congelador hasta que volvimos a tener un rato y luego lo sacamos.

La idea era quitar el vaso de papel y que quedara una agujero en medio, pero a nosotros se nos pegó el vaso al hielo y la base fue imposible de quitar.

No nos desanimamos y pusimos la vela que nos venía en la caja en el agujero. La idea era que se pusieran de acuerdo en un tema antes de que la vela se apagara por el deshielo, pero, con los restos de papel, eso no se derretía ni a tiros.

Los peques discutieron un rato sobre la película que veríamos durante la cena cine del viernes y llegaron a una acuerdo bastante rápido. La elegida fue Canta.

Estuvieron un rato esperando con la vista fija en el donut de hielo para ver si se apagaba la vela, pero eso iba para rato y ya se nos hacía tarde para ir a dormir, así que, finalmente, se fueron a la cama sin ver el final de la actividad.

Ni yo lo vi, porque también me fui a la cama antes de que la vela se llenara de agua.

Estoy impresionada con la cantidad de juego que nos ha dado la caja. De hecho, juegan casi todos los días con los filtros gafas. Se ha convertido en un juguete recurrente. Ya estoy deseando que nos llegue la siguiente. Encima va sobre las excusas y en eso Daniel es un maestro supremo jajaja

6 comentarios:

  1. la idea de la vela me ha gustado, supongo que si se pone un molde pequeño de silicona (cápsula de magdalenas o similar) luego será más fácil de retirar. A lo mejor lo pruebo, pero dices que la actividad luego consiste en que se pongan de acuerdo en algo antes de que se apague la vela???

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    1. Sí, porque el fuego de la vela va derritiendo el hielo ;)
      Estos se pusieron de acuerdo rápido en la peli, pero hay otros temas que tardan horas y horas y horas...

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  2. Que chulada, los peques habrán disfrutado, seguro que a cangrejito le habría gustado también.

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    1. Seguro que sí!!!
      A mí lo que más me gusta es que no se conformen con seguir las instrucciones de la caja y surjan nuevos juegos :D
      Así da para mucho más!

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  3. Vaya, qué pena que haya fallado lo de la vela... Pero ellos igual se lo pasaron bien, que es lo que importa. Besotes!!!

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    1. Ellos encantados con sólo ver arder la vela jajaja
      La miraban fascinados. Hasta les costaba concentrarse en el tema a tratar: Canta, Vaiana, el país de los gatos o Patoaventuras jajaja

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