Richard, la cigüeña

Este domingo hemos asistido al preestreno de una película infantil preciosa y que retrata aspectos muy duros de la sociedad: Richard, la cigüeña. Los niños más pequeños sólo verán una película divertida y extremadamente emocionante sobre cómo un gorrión adoptado por cigüeñas se revela contra su condición natural para ser lo que desea ser. Ayudado por nuevos y estrafalarios amigos, por supuesto: Olga, un búho pigmeo que ha crecido demasiado; Kiki, un periquito con sueños de grandeza que quiere triunfar cantando música disco; y, ejem, Oleg.

Ellos aprenderán sobre el poder de superación, a no rendirse nunca, la autoconfianza, el trabajo en equipo y la amistad sin prejuicios.

Y los adultos descubrirán el drama de la soledad, de la marginación, el poder de la autosuperación, los efectos del fenómeno de las redes sociales en la sociedad, la intolerancia, la discriminación...

El personaje principal vive una tragedia que hace que acabe en una familia de diferente raza. Él es un gorrión entre cigüeñas. En su nueva familia, su madre y su hermano lo aceptan como es, pero el padre se avergüenza de él y no soporta que se le trate como igual, así que nuestro protagonista tiene que esforzarse al máximo para lograr su aceptación.

Hasta que llega un reto demasiado arriesgado que hace que le dejen atrás pensando que no tiene aptitudes para superarlo por las características de su raza: la migración de las cigüeñas para pasar el invierno en el gran lago de África.

Ahora Richard, el gorrión cigüeña tiene la oportunidad de una vez por todas de demostrar a su padre que él es un parte de la bandada igual de importante que el resto. En su camino conoceremos otros personajes que tampoco encuentran su lugar en el mundo porque son diferentes por una razón o por otra. O así es como se sienten ellos. Les falta identificarse como parte de un grupo y dan bandazos en solitario sobreviviendo como pueden. Richard por la falta de aceptación, Olga enferma de soledad y Kiki atrapada en sus sueños de grandeza en un entorno decadente que se le queda pequeño.

Mención especial a las simpáticas palomas enganchadas a la red. Los chiquillos se parten con sus caras y los adultos porque pillamos el mensaje que hay más allá.

Encima de un guión típico, con emocionantes escenas y sin sorpresas, ingredientes muy del agrado del público infantil, existe una subtrama más profunda que han sabido entrelazar de una forma fantástica. No me extraña que haya ganado  el premio del público infantil en el pasado Festival de Cine de Luxemburgo, ni que haya quedado nominada como mejor guión de animación en el Festival Internacional de Cine de Stuggart.

Está película se estrena el 12 de mayo en los cines y pienso que es muy recomendable. A mis hijos les han encantado las escenas de acción y las palomas. El pequeño ha dejado caer que a lo mejor habían pocas escenas trepidantes y su hermano lo ha mirado con cara de "¿Pero qué dices?". Los dos han permanecido abducidos por la pantalla durante la hora y media que duró. Normalmente el pequeño me la suele liar a mitad de la película con algún comportamiento inapropiado, pero esta vez ni se levantó de la butaca, ni se fue a estirar las piernas, ni siquiera se acordaba de comerse sus chuches.