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lunes, 24 de julio de 2017

Museo Geominero de Madrid

El Museo Geominero de Madrid ha sido otro gran descubrimiento que hemos hecho los niños y yo este verano. ¡Nos ha parecido increíble! Su colección es fascinante, pero ya sólo las estancias, tan abiertas y preciosas, son un motivo para visitarlo. Cuando mis peques entraron a la sala principal, se quedaron tan alucinados que no sabían ni para dónde tirar.

Sobre sus cabezas, una gran cristalera con dibujos de escudos coronaban un altísimo techo. Desde la sala principal se puede acceder por angostas escaleras de caracol a las galerías abalconadas superiores. Excepto a la última planta, la cuarta, que no está abierta al público. Pero ya desde la tercera planta la vista es impresionante.

Los fósiles, piedras preciosas y minerales que alberga el recinto son una maravilla que despierta la curiosidad e imaginación de los peques. Los míos encontraron los cristales en los que grabó el padre de Supermán su holograma en la película de 1978, e incluso muestras de criptonita.

Sus mentes inventaron grandes aventuras con la cabeza del tiranosaurio llena de dientes pinchudos y el esqueleto del oso de las cavernas. Les brillaron los ojitos con las brillantes gemas.

Alucinaron con los meteoritos. Sólo de pensar que venían del espacio exterior ya tenían bastante. Los restos del mastodonte que yace en el centro del primer piso les tuvo hipnotizados un buen rato.

Yo pensé que se cansarían antes, pero estuvieron un buen rato admirando la colección y encontrando verdaderos tesoros ante sus ojitos. Iván se había llevado a su peluche Perrito y él y su hermano le estuvieron enseñando e inventando historias sobre todo lo que se encontraban.

Para mí que iban demasiado rápido y no me dejaron disfrutar de las vitrinas a gusto, pero con mis niños las visitas son así, urgentes y saltando de una cosa a otra a la velocidad de la luz.

Como suele ocurrir, el peque se enganchó a un terminal interactivo en cuanto los descubrió, mientras el pequeño admiraba una cuevita de cuarzo que sería ideal como casita para su perrito si le añadiéramos un mullido cojín.

Cuando Iván empezó a dar muestras de aburrimiento di por terminada la visita. Como era de esperar el mayor protestó muchísimo porque aún le quedaba un montón por ver, pero enseguida puso buena cara cuando se enteró de que regalaban de material didáctico un cd con el contenido del terminal en el que había estado cacharreando. También nos llevamos dos libritos muy curiosos sobre minerales y fósiles que les encanta ojear.

Cuando le contamos al padre nuestra visita y le enseñamos la foto tuvo claro que él también quería ir. Así que seguro que volvemos pronto.

La entrada es gratuita y el horario es de 9 a 14 de lunes a domingo.











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