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martes, 9 de octubre de 2018

Dragon Ball, la nueva temporada de cuenta cuentos de Akira Cómics

Este curso no les podían haber acertado más con el tema de los cuentacuentos en Akira Cómics. Dragon Ball les vuelve locos. Y no porque se vean lo último de lo último en la tele, que yo ya me perdí en Dragon Ball z y ya van por Dragon Ball Super con la transformación n de Goku, que ya no sé ni qué pinta tiene a estas alturas. Sino, más bien, porque descubrieron mi colección de la serie blanca (la primera) con los inicios del simpático e inocente Goku y les ha chiflado. Así que lo tuvieron muy claro en cuanto se enteraron de qué iban a ir los cuentos de nuestra librería especializada favorita: "Mamá, yo no quiero perderme ni uno esta vez. ¿Eeeeeh?". Jolín, vale, vale. Se intentará. Son uno al mes pero te tiene que coincidir un fin de semana que no tengas ocupado y no siempre hay suerte.

Por lo menos al primero hemos conseguido ir. Los dos estaban deseando que llegara el momento y cuando por fin  pusieron el pie en la tienda fliparon. Nos habíamos pasado un par de días antes y ya sabíamos del cambio radical y supermolón que habían dado al lugar, pero no sabíamos que contaban con un lugar excepcional para hacer los cuenta cuentos. Allí los niños estaban comodísimos y encantados de la vida. Y los padres también.

La cuenta cuentos nos explicó que todas las sesiones las iba a empezar explicando algo sobre la serie estrella y que luego contaría cuentos de otras culturas: ese día tocaba Japón. ¡Con lo que me gustan a mí las historias del país del sol naciente! Y de todos los países. Estoy deseando saber cual será el próximo destino elegido para viajar con la imaginación.

La pobre se las vio y se las deseó para acabar las frases porque en la sala habían muchísimos expertos en el universo Dragon Ball y estaban ansiosos por demostrar todo ese conocimiento de una forma que hacían que los mayores nos partiéramos de la risa.

Menos mal que cuando empezó con los otros cuentos, el público se concentró más en escuchar que en anticipar retazos de la historia (como ya no se la sabían...). Comenzó con el relato de un mono muy malo que no sabía compartir y que acabó muy mal gracias a unos niños voluntarios que salieron a darle su merecido. Uno de los niños fue Daniel, que últimamente busca sus minutos de gloria en todos lados.

Le siguió un resumen de Ponyo en el acantilado, con las preciosas imágenes de esta maravillosa película de los estudios Ghibli para animar a los niños a verla y disfrutarla. Tras la niña pez llegó un espíritu de la naturaleza extremadamente famoso y entrañable. A ver si lo adivináis... ¡Totoro! Claro que sí. Había que ver la exaltación infantil cuando peludo, regordete y gigante personaje apareció en la pantalla. Es genial ver que es el preferido de tantos niños.

El cuento de los cuatros duendes me encantó. Nunca descubriréis dónde escondieron la felicidad. Los que estábamos allí sí que lo sabemos así que podemos encontrarla cuando queramos. Que suerte, ¿eeeeeh?

Supuestamente iba a ser el último, pero la cuentacuentos nos tenía una sorpresa preparada: Una historia basada en ¡Super Mario! A mis hijos seguro que se les salían los ojos. No lo puedo confirmar a ciencia cierta porque no les veía la cara, pero con lo fans que son... Que risa oírles gritar "¡¡Mama mía!!" y "Here we go" tan entusiasmados.

Y ahí sí que se terminó la jornada de cuentos. Tras recoger una chuche a la salida del Museo de la tienda se encaminaron a la parte de arriba a elegir un cuento, que tras oír tantos todavía tenían ganas de más.

2 comentarios:

  1. A mí nunca me sedujeron los encantos de Goku. Vete a saber por qué. Al churri sí le gusta mucho.

    Caso contrario lo que me pasa con Mario. Fue el primer videojuego que tuve y que jugué en plan "heavy". Quiero decir, de pasarme las horas muertas jugando y de llegar a pasármelo. ¡Qué subidon! Hablando de eso, el otro día vi un vídeo de un chico que ha batido el record de tiempo en Super Mario. Se lo pasó en algo menos de cinco minutos. Te lo dejo por aquí, que hoy estoy generosa: https://www.youtube.com/watch?v=Gum4GI2Jr0s
    Besotes!!!

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    1. Pues a mí justo al contrario. Nunca he sido muy gamer porque cada vez que juego me dan ganas de estampar el mando contra la pantalla y claro, el día que lo haga mi marido me echa de casa jajaja Creo que lo llaman frustración. El bicho nunca hace lo que le mando. En cambio era una fan aférrima de Dragon Ball. No te imaginas la obsesión allá por mis doce o trece añitos. Corro a ver el vídeo, que ya que te has tomado la molestia... Muy agradecida :D
      Ya lo he visto. Flipo, alucino y vuelvo alucinar jajaja

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